Afganistan
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Afganistan
HELICOPTEROS RUSOS MI-17 PARA EL EJERCITO AFGANO
05-08-2009 - El cuerpo aéreo del ejército nacional afgano está recibiendo, de Defense Technology Inc. (DTI) en Huntsville, Alabama, 4 helicópteros Mi-17 y kits de herramienta relacionados por un valor de 43.5 millones. DTI proporciona el hardware militar de la ex Unión Soviética al departamento de la defensa de Estados Unidos y a los ministerios de defensa de otros gobiernos de la OTAN. El Mi-17 es una versión mejorada del helicóptero ruso Mi-8. El helicóptero Mi-17, desarrollado en la oficina del diseño Mil, es de peso medio y de un solo rotor.
La construcción de avión incorpora todo sobre la estructura del helicóptero Mi-8 con la resistencia del tren de aterrizaje del Mi-24, que proporciona un aumento en funcionamiento y peso bruto sobre el Mi-8 básico. Está configurado con un rotor principal de cinco aspas (70 pies de diámetro), y un tren de aterrizaje con ruedas. El Mi-17 es un helicóptero multi roll que puede armarse con cohetes, misiles y otras armas. Es utilizado a menudo por las fuerzas de asalto de la infantería para atacar el punto de penetración, reforzar unidades en contacto o para interrumpir contraataques. Las misiones adicionales incluyen ataque, apoyo aéreo directo, guerra electrónica, alerta temprana aerotransportada, medevac, búsqueda y rescate, y minado.
La versión básica del Mi-17 es utilizada por militares, policía y para propósitos civiles. La carlinga acomoda una tripulación de tres. El compartimiento de carga tiene 5.34 metros de largo, 2.32 metros de ancho y 1.8 metros de alto. Hay una puerta deslizante grande en el costado y una puerta de carga en la parte posterior. El tren de aterrizaje es un tipo triciclo no retráctil con una unidad en la nariz de dos rueda. En cada lado del fuselaje hay un pilón para un tanque de combustible externo.
http://www.espejoaeronautico.com/index.php?scp=news&id=7128
05-08-2009 - El cuerpo aéreo del ejército nacional afgano está recibiendo, de Defense Technology Inc. (DTI) en Huntsville, Alabama, 4 helicópteros Mi-17 y kits de herramienta relacionados por un valor de 43.5 millones. DTI proporciona el hardware militar de la ex Unión Soviética al departamento de la defensa de Estados Unidos y a los ministerios de defensa de otros gobiernos de la OTAN. El Mi-17 es una versión mejorada del helicóptero ruso Mi-8. El helicóptero Mi-17, desarrollado en la oficina del diseño Mil, es de peso medio y de un solo rotor.
La construcción de avión incorpora todo sobre la estructura del helicóptero Mi-8 con la resistencia del tren de aterrizaje del Mi-24, que proporciona un aumento en funcionamiento y peso bruto sobre el Mi-8 básico. Está configurado con un rotor principal de cinco aspas (70 pies de diámetro), y un tren de aterrizaje con ruedas. El Mi-17 es un helicóptero multi roll que puede armarse con cohetes, misiles y otras armas. Es utilizado a menudo por las fuerzas de asalto de la infantería para atacar el punto de penetración, reforzar unidades en contacto o para interrumpir contraataques. Las misiones adicionales incluyen ataque, apoyo aéreo directo, guerra electrónica, alerta temprana aerotransportada, medevac, búsqueda y rescate, y minado.
La versión básica del Mi-17 es utilizada por militares, policía y para propósitos civiles. La carlinga acomoda una tripulación de tres. El compartimiento de carga tiene 5.34 metros de largo, 2.32 metros de ancho y 1.8 metros de alto. Hay una puerta deslizante grande en el costado y una puerta de carga en la parte posterior. El tren de aterrizaje es un tipo triciclo no retráctil con una unidad en la nariz de dos rueda. En cada lado del fuselaje hay un pilón para un tanque de combustible externo.
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Re: Afganistan
AFGANISTAN RECIBIRA AVIONES DE TRANSPORTE G.222 MODIFICADOS
28-09-2009 - Alenia Aeronautica (compañía de Finmeccanica), con su subsidiaria Alenia Norteamérica, entregará a la fuerza aérea de los Estados Unidos el primero de 18 aviones modernizado de transporte táctico G.222, que será enviado a la reconstituida Fuerza Aérea Afgana y al cuerpo aéreo nacional del ejército de Afganistán.
La entrega del primer G.222 viene de la firma de un contrato valuado en 287milliones de dólares que fue firmado el 30 de septiembre de 2008 por Alenia Norteamérica con la fuerza aérea de los Estados Unidos. La orden considera que los aviones sean restaurados en la planta de Alenia Aeronautica de Capodichino con aviónica avanzada y que además experimentarán mejoras generales que se conforman con el requisito específico solicitado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF). El contrato también prevee que dos aviones serán adaptados para el transporte VIP de autoridades nacionales afganas, usando un módulo insonoro y específicamente equipado.
http://www.espejoaeronautico.com/index.php?scp=news&id=7284
28-09-2009 - Alenia Aeronautica (compañía de Finmeccanica), con su subsidiaria Alenia Norteamérica, entregará a la fuerza aérea de los Estados Unidos el primero de 18 aviones modernizado de transporte táctico G.222, que será enviado a la reconstituida Fuerza Aérea Afgana y al cuerpo aéreo nacional del ejército de Afganistán.
La entrega del primer G.222 viene de la firma de un contrato valuado en 287milliones de dólares que fue firmado el 30 de septiembre de 2008 por Alenia Norteamérica con la fuerza aérea de los Estados Unidos. La orden considera que los aviones sean restaurados en la planta de Alenia Aeronautica de Capodichino con aviónica avanzada y que además experimentarán mejoras generales que se conforman con el requisito específico solicitado por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF). El contrato también prevee que dos aviones serán adaptados para el transporte VIP de autoridades nacionales afganas, usando un módulo insonoro y específicamente equipado.
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Re: Afganistan
Últimas noticias
Al menos 14 estadounidenses muertos tras caída de cuatro helicópteros en Afganistán
13:21 | 26/ 10/ 2009
Kabul, 26 de octubre, RIA Novosti. Al menos 14 estadounidenses murieron y más de 20 personas resultaron heridas a consecuencia de la caída de cuatro helicópteros de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán en las últimas 24 horas, informaron fuentes de ISAF y de la OTAN y la prensa local.
Al menos cuatro militares estadounidenses murieron y otros dos resultaron heridos al chocar anoche dos helicópteros en la parte sur de Afganistán. "Las autoridades castrenses están investigando el caso, pero se sabe a ciencia cierta que no hubo disparos contra los aparatos desde la tierra", indicaron las fuentes de ISAF.
El portavoz del contingente militar norteamericano en Afganistán, coronel Wayne Shanks, confirmó la muerte de cuatro militares estadounidenses.
La cadena privada de televisión Tolo informó de que los insurgentes derribaron este lunes un helicóptero de ISAF en la provincia de Kunar al este de Afganistán. Según las autoridades locales, el aparato fue atacado desde el territorio de Pakistán. De momento, no hay datos oficiales sobre posibles víctimas del accidente.
Según los portavoces de la OTAN, al menos siete militares y tres civiles estadounidenses murieron al estrellarse este lunes otro helicóptero al este de Afganistán. Resultaron heridos en el accidente 11 soldados del Ejército de EEUU y 14 afganos.
La Fuerza Aérea de la OTAN sufrió pérdidas más sensibles el pasado fin de semana desde 2001.
http://sp.rian.ru/onlinenews/20091026/123676467.html
Al menos 14 estadounidenses muertos tras caída de cuatro helicópteros en Afganistán
13:21 | 26/ 10/ 2009
Kabul, 26 de octubre, RIA Novosti. Al menos 14 estadounidenses murieron y más de 20 personas resultaron heridas a consecuencia de la caída de cuatro helicópteros de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán en las últimas 24 horas, informaron fuentes de ISAF y de la OTAN y la prensa local.
Al menos cuatro militares estadounidenses murieron y otros dos resultaron heridos al chocar anoche dos helicópteros en la parte sur de Afganistán. "Las autoridades castrenses están investigando el caso, pero se sabe a ciencia cierta que no hubo disparos contra los aparatos desde la tierra", indicaron las fuentes de ISAF.
El portavoz del contingente militar norteamericano en Afganistán, coronel Wayne Shanks, confirmó la muerte de cuatro militares estadounidenses.
La cadena privada de televisión Tolo informó de que los insurgentes derribaron este lunes un helicóptero de ISAF en la provincia de Kunar al este de Afganistán. Según las autoridades locales, el aparato fue atacado desde el territorio de Pakistán. De momento, no hay datos oficiales sobre posibles víctimas del accidente.
Según los portavoces de la OTAN, al menos siete militares y tres civiles estadounidenses murieron al estrellarse este lunes otro helicóptero al este de Afganistán. Resultaron heridos en el accidente 11 soldados del Ejército de EEUU y 14 afganos.
La Fuerza Aérea de la OTAN sufrió pérdidas más sensibles el pasado fin de semana desde 2001.
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danko932- Soldado Raso
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Re: Afganistan
Cómo financia EE.UU. a los talibanes
Aram Roston
The Nation-ICH
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El 29 de octubre de 2001, mientras el régimen talibán en Afganistán estaba bajo ataque, el embajador del régimen en Islamabad dio una caótica conferencia de prensa frente a varias docenas de periodistas sentados en el césped. A la derecha del diplomático talibán estaba sentado su intérprete, Ahmad Rateb Popal, un hombre de impresionante presencia. Como el embajador, Popal llevaba un turbante negro y tenía una inmensa barba tupida. Tenía un parche negro sobre su ojo derecho, una prótesis en su brazo izquierdo y lA mano derecha deformada, resultado de heridas recibidas durante un accidente con explosivos durante una antigua operación contra los soviéticos en Kabul.
Pero Popal era más que un antiguo muyahidín. En 1988, un año antes de que los soviéticos huyeran de Afganistán, Popal había sido acusado en EE.UU. de conspiración por importar más de un kilo de heroína. Los expedientes legales muestran que fue liberado de la prisión en 1997.
Pasemos rápidamente a 2009, y Afganistán está gobernado por el primo de Popal, el presidente Hamid Karzai. En lugar de su inmensa barba, Popal lleva ahora una cuidadosamente recortada y se ha convertido en un empresario inmensamente acaudalado, junto a su hermano Rashid Popal, quien en otro caso distinto se declaró culpable de una acusación relacionada con heroína en 1996 en Brooklyn. Los hermanos Popal controlan el inmenso Grupo Watan en Afganistán, un consorcio involucrado en telecomunicaciones, logística y, lo más importante, seguridad. Watan Risk Management, el brazo militar privado de los Popal, es una de las docenas de compañías privadas de seguridad en Afganistán. Una de las empresas de Watan, crucial para el esfuerzo bélico, protege convoyes de camiones afganos que van de Kabul a Kandahar, transportando suministros estadounidenses.
Bienvenidos al bazar de contratación de tiempos de guerra en Afganistán. Es un carnaval virtual de personajes dudosos y de conexiones tenebrosas, con ex funcionarios de la CIA y ex oficiales militares que se unen con antiguos talibanes y muyahidines para cobrar fondos del gobierno de EE.UU. en nombre del esfuerzo de la guerra.
En este grotesco carnaval, los contratistas militares de EE.UU. son obligados a pagar a presuntos insurgentes para proteger rutas de abastecimiento estadounidenses. Es un hecho aceptado en la operación de logística militar en Afganistán que el gobierno de EE.UU. financia a las mismas fuerzas a las que combaten los soldados estadounidenses. Y es una ironía letal, porque esos fondos representan una cantidad inmensa de dinero para los talibanes. “Es una gran parte de sus ingresos,” dijo a The Nation en una entrevista uno de los altos funcionarios de seguridad del gobierno afgano. En la práctica, funcionarios militares de EE.UU. en Kabul calculan que un mínimo del 10% de los contratos de logística del Pentágono –cientos de millones de dólares– se utiliza para pagar a insurgentes.
Para comprender cómo se llegó a esta situación hay que desenredar dos hilos. El primero es el uso de información privilegiada que determina quién gana y quién pierde en los negocios afganos, y el segundo es el mecanismo inquietante mediante el cual la “seguridad privada” garantiza que los convoyes de suministro de EE.UU. que viajan por esas antiguas rutas comerciales no caigan en las trampas de los insurgentes.
Un buen sitio para tomar el primer hilo es con una pequeña firma que recibió un contrato de logística de EE.UU. por cientos de millones de dólares: NCL Holdings. Como Watan Risk de los Popal, NCL es una compañía licenciada de seguridad en Afganistán.
NCL es notoria, sin embargo, en los círculos de contratación de Kabul, por la identidad de su jefe principal, Hamed Wardak. Es el joven hijo estadounidense del actual ministro de defensa de Afganistán, general Abdul Rahim Wardak, quien fue un dirigente de los muyahidín contra los soviéticos. Hamed Wardak se ha lanzado a los negocios, así como a la política. Fue criado y educado en EE.UU., y se graduó en la Universidad de Georgetown en 1997. Obtuvo una beca Rhodes y trabajó como pasante en el think tank neoconservador,
American Enterprise Institute. Esa pasantía llegó a tener un papel importante en su vida. En el AEI forjó alianzas con algunos de los personajes de primera línea en los círculos conservadores de la política exterior estadounidense, como la difunta embajadora Jeane Kirkpatrick.
Wardak constituyó NCL en EE.UU. a comienzos de 2007, aunque la firma puede haber operado antes en Afganistán. Tenía sentido establecerla en Washington, por las conexiones locales de Wardak. En el consejo consultor de NCL, por ejemplo, está Milton Bearden, un conocido ex agente de la CIA. Bearden es una voz importante en temas relacionados con Afganistán; en octubre fue testigo ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, donde el senador John Kerry, el presidente, lo presentó como “legendario ex agente de la CIA, pensador y escritor de mente clara.” Pocas compañías contratadas para la defensa tienen un asesor tan influyente.
Pero el mayor negocio que obtuvo NCL –el contrato que la colocó en las mayores ligas de Afganistán– fue Host Nation Trucking. A principios de este año la firma, sin una experiencia evidente en el transporte rutero, fue nombrada como una de las seis compañías que operarían la masa del transporte de EE.UU. en Afganistán, llevando suministros a la red de bases y puestos avanzados remotos repartidos por todo el país.
Primero el contrato fue grande pero no enorme. Y luego todo eso cambió repentinamente, como un inmenso jardín floreciente. Durante el verano, citando la próxima ‘oleada’ y una nueva doctrina, “Dinero como sistema de armas,” los militares de EE.UU. expandieron el contrato en un 600% para NCL y las otras cinco compañías. La documentación del contrato advierte de terribles consecuencias si no se gasta más: “los soldados no recibirán los alimentos, el agua, equipos y munición que necesitan.” Cada uno de los seis contratos de transporte militar se aumentó a 360 millones de dólares, o sea un total de casi 2.200 millones de dólares. Hay que verlo en la siguiente perspectiva: sólo este esfuerzo de dos años por contratar camiones y camioneros afganos equivalía a un 10% del producto interno bruto afgano. NCL, la firma dirigida por el bien relacionado hijo del ministro de Defensa, había dado con una mina de puro oro.
Por cierto, Host Nation Trucking mantiene vivos los esfuerzos militares de EE.UU. en Afganistán. “Suministramos todo lo que el ejército necesita para sobrevivir en este país,” me dijo un ejecutivo de transporte estadounidense, “Les llevamos su papel higiénico, su agua, su carburante, sus armas, sus vehículos.” El epicentro es la Base Aérea Bagram, a sólo una hora al norte de Kabul, de donde se transporta virtualmente todo en Afganistán hacia lo que el ejercito llama “el espacio de batalla” –es decir, todo el país. Aparcados cerca del Punto de Control 3 de Ingreso, los camiones forman fila, cambiando de velocidad y levantando nubes de polvo mientras se preparan para sus diversas misiones a través del país.
El verdadero secreto del transporte en Afganistán es garantizar la seguridad en carreteras peligrosas, controladas por señores de la guerra, milicias tribales, insurgentes y comandantes talibanes. El ejecutivo estadounidense con quien hablé fue bastante específico al respecto: “Básicamente, el ejército paga a los talibanes para que no les dispare. Es dinero del Departamento de Defensa.” Es algo en lo que todos parecen estar de acuerdo.
Mike Hanna es el jefe de proyecto de una compañía de transporte llamada Afghan American Army Services. La compañía, que sigue operando en Afganistán, había estado transportando para EE.UU. durante años pero perdió en el contrato de Host Nation Trucking que obtuvo NCL. Hanna explicó las realidades de la seguridad de un modo bastante simple: “Pagas a la gente en las áreas locales –algunos son señores de la guerra, algunos son políticos en la policía– para que pasen tus camiones.”
Hanna explicó que los precios cobrados son diferentes, según la ruta: “Básicamente nos están extorsionando. Donde no pagas, te atacan. Tenemos a nuestra gente en el terreno que va allá, y paga al que sea necesario.” A veces, dice, el coste de la extorsión es elevado, a veces es bajo.” Para mover diez camiones, es probablemente 800 dólares por camión para pasar por un área. Se basa en la cantidad de camiones y lo que se transporta. Si son camiones cisterna, cobran más. Si son camiones secos, no cobran tanto. Si se transportan MRAP [Vehículos resistentes a las minas y protegidos contra emboscadas] o Humvees, cobran más.
Hanna dice que es sólo un mal necesario. “Si me dicen que no pague a esos insurgentes en un área, las probabilidades de que mis camiones sean atacados aumentan exponencialmente.”
Mientras en Iraq la industria privada de la seguridad ha sido dominada por firmas estadounidenses y globales como Blackwater, que operan como brazos de facto del gobierno de EE.UU., en Afganistán también hay numerosos protagonistas locales. Como resultado, la competencia en la industria en Kabul es más implacable. “Cada señor de la guerra tiene su compañía de seguridad,” es cómo me lo explicó un ejecutivo.
En teoría, las compañías privadas de seguridad en Kabul son fuertemente reguladas, aunque la realidad es diferente. Treinta y nueve compañías tenían licencias hasta septiembre, cuando otra docena recibió licencias. Muchas compañías licenciadas tienen conexiones políticas: tal como NCL es de propiedad del hijo del ministro de defensa y Watan Risk Management está dirigida por primos del presidente Karzai, Asia Security Group está controlada por Hashmat Karzai, otro pariente del presidente. La compañía ha bloqueado toda una calle en el costoso Distrito Sherpur. Otra firma de seguridad está controlada por el hijo del presidente del parlamento, dicen las fuentes. Y suma y sigue.
De la misma manera, la industria del transporte afgana, clave para las operaciones logísticas, está frecuentemente vinculada a importantes personalidades y líderes tribales. Un importante transportista en Afganistán, Afghan International Trucking (AIT), pagó 20.000 dólares al mes en sobornos a un funcionario de contratación del ejército de EE.UU., según el acuerdo con el fiscal en un tribunal estadounidense en agosto. AIT es una firma muy bien conectada: está dirigida por un sobrino de 25 años del general Baba Jan, ex comandante de la Alianza del Norte y después jefe de policía de Kabul. En una entrevista, Baba Jan, un dirigente alegre y carismático, insistió en que no tenía nada que ver con la empresa corporativa de su sobrino.
Pero el punto principal es que se está pagando a los insurgentes para conseguir libre paso porque no hay apenas otras maneras de llevar bienes a los puestos avanzados de combate y a las bases operativas adelantadas donde los soldados los necesitan. Por definición, muchos puestos avanzados están situados en terreno hostil, en partes del sur de Afganistán. Las firmas de seguridad no protegen realmente a los convoyes de bienes militares estadounidenses, simplemente porque no pueden hacerlo; necesitan la cooperación de los talibanes.
Uno de los grandes problemas de las compañías que transportan suministros militares estadounidenses por el país es que les está prohibido armarse con armas más pesadas que un rifle. Eso las hace inefectivas para rechazar ataques de los talibanes contra un convoy. “Disparan a los conductores desde 900 metros con Kalashnikov modernizados,” me dijo un ejecutivo de una compañía de transporte en Kabul. “Utilizan granadas impulsadas por cohetes que hacen volar un vehículo desarmado. De modo que las compañías de seguridad se ven limitadas. Debido a las reglas, las compañías de seguridad sólo pueden llevar AK-47, y eso es un chiste. Yo llevo un AK – ¡y eso es sólo para pegarme un tiro si es necesario!”
Las reglas existen por un buen motivo: para proteger contra devastadores daños colaterales por fuerzas privadas de seguridad. A pesar de todo, como señala Hanna de Afghan American Army Services: “Un AK-47 contra una granada impulsada por cohete -¡sales perdiendo!” Habiéndolo dicho, por lo menos una de las compañías de Host Nation Trucking ha tratado de combatir en lugar de sobornar a insurgentes y señores de la guerra. Es una firma estadounidense llamada Four Horsemen International. En lugar de hacer pagos, ha tratado de rechazar a los atacantes. Y ha pagado el precio en vidas. FHI, como muchas otras firmas, se negó a hablar en público; pero conocedores de la materia en la industria de la seguridad me han dicho que los convoyes de FHI son atacados en casi cada misión.
En su mayor parte, las firmas hacen lo necesario para sobrevivir. Un veterano gerente estadounidense en Afganistán que ha trabajado en el país como soldado y como contratista privado de seguridad en el terreno me dijo: “Lo que hacemos es pagar a señores de la guerra asociados con los talibanes, porque ninguno de nuestros elementos de seguridad es capaz de encarar la amenaza.” Es un veterano del ejército con años de experiencia en las Fuerzas Especiales, y no le gusta lo que se está haciendo. Dice que por lo menos las fuerzas militares estadounidenses deberían tratar de saber más sobre quién está recibiendo los pagos.
“La mayor parte de las escoltas las hacen los talibanes,” me dijo un funcionario afgano de seguridad privada. Es pastún, ex comandante muyahidín, que conoce a fondo la situación militar y la industria de la seguridad. Y trabaja con una de las compañías de transporte que llevan suministros de EE.UU. “Ahora el gobierno es tan débil,” agregó, “que todos están pagando a los talibanes.”
Para los funcionarios afganos de transporte, esto es apenas motivo preocupación. Una mujer que encontré era una extraordinaria emprendedora que había creado un negocio de transporte en ese terreno dominando por hombres. Me contó que la compañía de seguridad que había contratado trataba directamente con dirigentes talibanes en el sur. Pagar a los dirigentes talibanes significaba que ellos enviarían una escolta para asegurar que ningún otro insurgente los atacaría. De hecho, dijo, sólo necesitaban dos vehículos talibanes armados. “Dos talibanes bastan,” me dijo. “Uno al frente y otro atrás.” Se encogió de hombros. “No se puede trabajar de otra manera. De otra manera no es posible.”
Lo que nos hace volver al caso de Watan Risk, la firma dirigida por Ahmad Rateb Popal y Rashid Popal, los parientes de la familia Karzai y antiguos narcotraficantes. Se sabe que Watan controla un trecho clave de ruta utilizado por todos los camioneros: la ruta estratégica a Kandahar llamada Highway 1. Hay que pensar en ella como la carretera a la guerra –al sur y al oeste. Si el ejército quiere llevar suministros a Helmand, por ejemplo, los camiones tienen que pasar por Kandahar.
Watan Risk, según siete funcionarios diferentes de seguridad y transporte, es el único proveedor de seguridad a lo largo de esa ruta. La razón es simple: Watan está aliada con el señor de la guerra local que controla la carretera. El sitio en la Red de Watan es bastante impresionante, y afirma que su personal “es cuidadosamente seleccionado para eliminar a todos los ex miembros de milicias, partidarios de los talibanes, o individuos con lealtad a señores de la guerra, barones de la droga, o cualquier otro grupo opuesto al apoyo internacional al proceso democrático.” Sean cuales sean los métodos de selección que utiliza, el arma secreta de Watan para proteger suministros estadounidenses que pasan por Kandahar es un hombre llamado Comandante Ruhullah. Según dicen es un hombre apuesto de unos 40 años, con una voz de un tono extrañamente agudo. Lleva salwar kameez tradicional y un reloj Rolex. Pocas veces, cuando alguna, se asocia con occidentales. Comanda un gran grupo de combatientes irregulares sin afiliación gubernamental conocida, y su nombre, me dicen funcionarios de seguridad, inspira obediencia o temor en las aldeas a lo largo de la ruta.
Evidentemente es un negocio peligroso: hasta la primavera pasada Ruhullah tenía competencia –un señor de la guerra de una sola pierna llamado Comandante Abdul Khaliq. Murió en una emboscada.
De modo que Ruhullah es el guerrero rutero superviviente para ese trecho de carretera. Según testigos, trabaja como sigue: espera hasta que hay cientos de camiones listos para formar un convoy hacia el sur. Entonces reúne a sus hombres, distribuyéndolos en todo terrenos y camionetas. Los testigos dicen que no limita su arsenal a AK-47 sino que usa cualquier arma que pueda conseguir. Su principal arma es su reputación. Y por eso, Watan recibe una magnífica remuneración y cobra un arancel por cada camión que pasa por su corredor. El funcionario de transporte estadounidense me dijo que Ruhullah “cobra 1.500 dólares por camión que va a Kandahar. Sólo 300 kilómetros.”
Es difícil determinar exactamente de qué se trata –seguridad, extorsión o una forma de “seguro”. Y luego existe la pregunta ¿tiene Ruhullah lazos con los talibanes? Es algo imposible de saber. Como dijo un veterano de la seguridad privada estadounidense familiarizado con la ruta: “Trabaja los dos lados… el que sea más beneficioso. Es el comandante principal. Tiene que estar involucrado con los talibanes. Cuánto, nadie lo sabe.”
Hasta NCL paga, la compañía de propiedad de Hamed Wardak. Dos fuentes con conocimiento directo me dicen que NCL envía su porción de bienes logísticos de EE.UU. en convoyes de Watan y Ruhullah. Según fuentes, NCL factura 500.000 dólares por mes por servicios de Watan. Para subrayar el punto: NCL, que opera con un contrato por 360 millones de dólares de los militares de EE.UU., y es de propiedad del hijo del ministro de defensa afgano, paga millones por año de esos fondos a una compañía de propiedad de los primos del presidente Karzai, por protección.
Hamed Wardak no devolvió mis llamados telefónicos. Milt Bearden, el ex agente de la CIA asociado con la compañía, tampoco quiso hablar conmigo. No hay nada malo en que Bearden participe en negocios en Afganistán, pero se podría haber esperado que revelara sus intereses de negocios cuando testificó sobre la política de EE.UU. en Afganistán y Pakistán. Después de todo, NCL puede ganar o perder cientos de millones de dólares como resultado de los caprichos de los responsables políticos estadounidenses.
Ciertamente vale la pena preguntar por qué NCL, una compañía sin experiencia conocida en transportes, y con poca experiencia en seguridad de la que valga la pena hablar, puede obtener un contrato por 360 millones de dólares. Muchos conocedores de Afganistán hacen preguntas: “¿Por qué el gobierno de EE.UU. le dio un contrato si es hijo del ministro de Defensa?” Es lo que me preguntó Mahmoud Karzai. Es hermano del presidente Karzai, y él mismo ha sido tratado por la prensa como un ejemplo de acceso a funcionarios del gobierno. El New York Times incluso lo describió en un artículo extremadamente crítico. En su defensa, Karzai subrayó que él, por lo menos, se ha abstenido de contratos con el gobierno de EE.UU. o el gobierno afgano. Señaló, como otros han hecho, que Hamed Wardak tenía pocos antecedentes de seguridad o en los transportes antes de que su compañía recibiera contratos de seguridad y de transporte del Departamento de Defensa. “Es una práctica empresarial cuestionable,” dijo. “No deberían dárselos. ¿Cómo es posible que eso no se cuestione?”
Tuve la oportunidad de preguntar al respecto al general Wardak, padre de Hamed. Es bastante atildado, aunque ya no es el garboso “comandante Gucci” descrito una vez por Bearden. Pregunté a Wardak sobre su hijo y NCL. “He tratado de ser directo y correcto y de combatir la corrupción toda mi vida,” dijo el ministro de Defensa.” Es algo que la gente ha tratado de usar contra mí, de modo que ha sido doloroso.”
Wardak quiso hablar sólo brevemente sobre NCL. El tema parece haber producido una desavenencia con su hijo. “Estuve en contra desde el comienzo, y por eso no hemos hablado durante mucho tiempo. Nunca he tratado de apoyarlo o de utilizar mi poder o influencia en su beneficio.”
Cuando dije a Wardak que la compañía de su hijo tiene un contrato con EE.UU. por un valor de hasta 360 millones de dólares, la reacción fue tardía. “Es imposible,” dijo. “No lo creo.”
Le creí cuando dijo que realmente no sabía lo que se proponía su hijo. Pero la limpieza de lo que parecen ser negocios entre conocedores podría ser más fácil que el paso siguiente: el cierre del canal de dinero que lleva de los contratos del Departamento de Defensa a posibles insurgentes.
Hace dos años, un alto funcionario de seguridad afgano me dijo que el servicio de inteligencia de Afganistán, la Dirección Nacional de Seguridad, había advertido a los militares estadounidenses sobre el problema. El DNS entregó a los estadounidenses lo que, por lo que me dicen, son informes “muy detallados” que explican cómo los talibanes se benefician de la protección de convoyes de suministros de EE.UU.
El servicio de inteligencia afgano incluso ofreció una solución: ¿y si EE.UU. tomara las decenas de millones de dólares pagados a contratistas de seguridad y en su lugar estableciera una unidad de apoyo a los convoyes, dedicada y profesional, para proteger sus líneas logísticas? La sugerencia no llegó a ninguna parte.
Lo extraño es que la práctica de comprar la protección de los talibanes no sea un secreto. Pregunté al respecto al coronel David Haight, quien comanda la 3ª Brigada de la 10ª División de Montaña. Después de todo, parte de la Carretera 1 pasa por su área de operaciones. ¿Qué pensaba de que las compañías de seguridad pagaran a los insurgentes? “El soldado estadounidense en mí se siente asqueado por ello,” dijo en una entrevista en su oficina en FOB Shank en la provincia Logar. “Pero sé de qué se trata: esencialmente de que se paga al enemigo, diciendo: ‘Oye, no me fastidies.’ No me gusta, pero de eso se trata.”
Como un funcionario militar de Kabul explicó la contratación en Afganistán en general: “Sabemos que en general entre un 10 y un 20 por ciento va a los insurgentes. Mi encargado de inteligencia dice que es más bien un 10%. Generalmente sucede en logística.”
En una declaración a The Nation sobre Host Nation Trucking, el coronel Wayne Shanks, oficial jefe de asuntos públicos de las fuerzas internacionales en Afganistán, dijo que los funcionarios militares “saben de las afirmaciones de que fondos de adquisición pueden llegar a manos de grupos insurgentes, pero no apoyamos o condonamos directamente esa actividad, si tiene lugar.” Agregó que, a pesar de la supervisión: “las relaciones entre contratistas y sus subcontratistas, así como entre subcontratistas y otros en sus comunidades operaciones, no son enteramente transparentes.”
En todo caso, el tema principal no es que los militares de EE.UU. estén haciendo la vista gorda ante el problema. Muchos funcionarios reconocen lo que está sucediendo y también expresan una profunda inquietud al respecto. El problema es que –como tantas cosas en Afganistán– EE.UU. no parece saber cómo resolverlo.
………..
Aram Roston, autor de “The Man Who Pushed America to War: The Extraordinary Life, Adventures and Obsessions of Ahmad Chalabi.” Aram es periodista investigativo de NBC News. Ha escrito para New York Times Magazine, Mother Jones y The Nation.
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article23955.
Aram Roston
The Nation-ICH
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
El 29 de octubre de 2001, mientras el régimen talibán en Afganistán estaba bajo ataque, el embajador del régimen en Islamabad dio una caótica conferencia de prensa frente a varias docenas de periodistas sentados en el césped. A la derecha del diplomático talibán estaba sentado su intérprete, Ahmad Rateb Popal, un hombre de impresionante presencia. Como el embajador, Popal llevaba un turbante negro y tenía una inmensa barba tupida. Tenía un parche negro sobre su ojo derecho, una prótesis en su brazo izquierdo y lA mano derecha deformada, resultado de heridas recibidas durante un accidente con explosivos durante una antigua operación contra los soviéticos en Kabul.
Pero Popal era más que un antiguo muyahidín. En 1988, un año antes de que los soviéticos huyeran de Afganistán, Popal había sido acusado en EE.UU. de conspiración por importar más de un kilo de heroína. Los expedientes legales muestran que fue liberado de la prisión en 1997.
Pasemos rápidamente a 2009, y Afganistán está gobernado por el primo de Popal, el presidente Hamid Karzai. En lugar de su inmensa barba, Popal lleva ahora una cuidadosamente recortada y se ha convertido en un empresario inmensamente acaudalado, junto a su hermano Rashid Popal, quien en otro caso distinto se declaró culpable de una acusación relacionada con heroína en 1996 en Brooklyn. Los hermanos Popal controlan el inmenso Grupo Watan en Afganistán, un consorcio involucrado en telecomunicaciones, logística y, lo más importante, seguridad. Watan Risk Management, el brazo militar privado de los Popal, es una de las docenas de compañías privadas de seguridad en Afganistán. Una de las empresas de Watan, crucial para el esfuerzo bélico, protege convoyes de camiones afganos que van de Kabul a Kandahar, transportando suministros estadounidenses.
Bienvenidos al bazar de contratación de tiempos de guerra en Afganistán. Es un carnaval virtual de personajes dudosos y de conexiones tenebrosas, con ex funcionarios de la CIA y ex oficiales militares que se unen con antiguos talibanes y muyahidines para cobrar fondos del gobierno de EE.UU. en nombre del esfuerzo de la guerra.
En este grotesco carnaval, los contratistas militares de EE.UU. son obligados a pagar a presuntos insurgentes para proteger rutas de abastecimiento estadounidenses. Es un hecho aceptado en la operación de logística militar en Afganistán que el gobierno de EE.UU. financia a las mismas fuerzas a las que combaten los soldados estadounidenses. Y es una ironía letal, porque esos fondos representan una cantidad inmensa de dinero para los talibanes. “Es una gran parte de sus ingresos,” dijo a The Nation en una entrevista uno de los altos funcionarios de seguridad del gobierno afgano. En la práctica, funcionarios militares de EE.UU. en Kabul calculan que un mínimo del 10% de los contratos de logística del Pentágono –cientos de millones de dólares– se utiliza para pagar a insurgentes.
Para comprender cómo se llegó a esta situación hay que desenredar dos hilos. El primero es el uso de información privilegiada que determina quién gana y quién pierde en los negocios afganos, y el segundo es el mecanismo inquietante mediante el cual la “seguridad privada” garantiza que los convoyes de suministro de EE.UU. que viajan por esas antiguas rutas comerciales no caigan en las trampas de los insurgentes.
Un buen sitio para tomar el primer hilo es con una pequeña firma que recibió un contrato de logística de EE.UU. por cientos de millones de dólares: NCL Holdings. Como Watan Risk de los Popal, NCL es una compañía licenciada de seguridad en Afganistán.
NCL es notoria, sin embargo, en los círculos de contratación de Kabul, por la identidad de su jefe principal, Hamed Wardak. Es el joven hijo estadounidense del actual ministro de defensa de Afganistán, general Abdul Rahim Wardak, quien fue un dirigente de los muyahidín contra los soviéticos. Hamed Wardak se ha lanzado a los negocios, así como a la política. Fue criado y educado en EE.UU., y se graduó en la Universidad de Georgetown en 1997. Obtuvo una beca Rhodes y trabajó como pasante en el think tank neoconservador,
American Enterprise Institute. Esa pasantía llegó a tener un papel importante en su vida. En el AEI forjó alianzas con algunos de los personajes de primera línea en los círculos conservadores de la política exterior estadounidense, como la difunta embajadora Jeane Kirkpatrick.
Wardak constituyó NCL en EE.UU. a comienzos de 2007, aunque la firma puede haber operado antes en Afganistán. Tenía sentido establecerla en Washington, por las conexiones locales de Wardak. En el consejo consultor de NCL, por ejemplo, está Milton Bearden, un conocido ex agente de la CIA. Bearden es una voz importante en temas relacionados con Afganistán; en octubre fue testigo ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, donde el senador John Kerry, el presidente, lo presentó como “legendario ex agente de la CIA, pensador y escritor de mente clara.” Pocas compañías contratadas para la defensa tienen un asesor tan influyente.
Pero el mayor negocio que obtuvo NCL –el contrato que la colocó en las mayores ligas de Afganistán– fue Host Nation Trucking. A principios de este año la firma, sin una experiencia evidente en el transporte rutero, fue nombrada como una de las seis compañías que operarían la masa del transporte de EE.UU. en Afganistán, llevando suministros a la red de bases y puestos avanzados remotos repartidos por todo el país.
Primero el contrato fue grande pero no enorme. Y luego todo eso cambió repentinamente, como un inmenso jardín floreciente. Durante el verano, citando la próxima ‘oleada’ y una nueva doctrina, “Dinero como sistema de armas,” los militares de EE.UU. expandieron el contrato en un 600% para NCL y las otras cinco compañías. La documentación del contrato advierte de terribles consecuencias si no se gasta más: “los soldados no recibirán los alimentos, el agua, equipos y munición que necesitan.” Cada uno de los seis contratos de transporte militar se aumentó a 360 millones de dólares, o sea un total de casi 2.200 millones de dólares. Hay que verlo en la siguiente perspectiva: sólo este esfuerzo de dos años por contratar camiones y camioneros afganos equivalía a un 10% del producto interno bruto afgano. NCL, la firma dirigida por el bien relacionado hijo del ministro de Defensa, había dado con una mina de puro oro.
Por cierto, Host Nation Trucking mantiene vivos los esfuerzos militares de EE.UU. en Afganistán. “Suministramos todo lo que el ejército necesita para sobrevivir en este país,” me dijo un ejecutivo de transporte estadounidense, “Les llevamos su papel higiénico, su agua, su carburante, sus armas, sus vehículos.” El epicentro es la Base Aérea Bagram, a sólo una hora al norte de Kabul, de donde se transporta virtualmente todo en Afganistán hacia lo que el ejercito llama “el espacio de batalla” –es decir, todo el país. Aparcados cerca del Punto de Control 3 de Ingreso, los camiones forman fila, cambiando de velocidad y levantando nubes de polvo mientras se preparan para sus diversas misiones a través del país.
El verdadero secreto del transporte en Afganistán es garantizar la seguridad en carreteras peligrosas, controladas por señores de la guerra, milicias tribales, insurgentes y comandantes talibanes. El ejecutivo estadounidense con quien hablé fue bastante específico al respecto: “Básicamente, el ejército paga a los talibanes para que no les dispare. Es dinero del Departamento de Defensa.” Es algo en lo que todos parecen estar de acuerdo.
Mike Hanna es el jefe de proyecto de una compañía de transporte llamada Afghan American Army Services. La compañía, que sigue operando en Afganistán, había estado transportando para EE.UU. durante años pero perdió en el contrato de Host Nation Trucking que obtuvo NCL. Hanna explicó las realidades de la seguridad de un modo bastante simple: “Pagas a la gente en las áreas locales –algunos son señores de la guerra, algunos son políticos en la policía– para que pasen tus camiones.”
Hanna explicó que los precios cobrados son diferentes, según la ruta: “Básicamente nos están extorsionando. Donde no pagas, te atacan. Tenemos a nuestra gente en el terreno que va allá, y paga al que sea necesario.” A veces, dice, el coste de la extorsión es elevado, a veces es bajo.” Para mover diez camiones, es probablemente 800 dólares por camión para pasar por un área. Se basa en la cantidad de camiones y lo que se transporta. Si son camiones cisterna, cobran más. Si son camiones secos, no cobran tanto. Si se transportan MRAP [Vehículos resistentes a las minas y protegidos contra emboscadas] o Humvees, cobran más.
Hanna dice que es sólo un mal necesario. “Si me dicen que no pague a esos insurgentes en un área, las probabilidades de que mis camiones sean atacados aumentan exponencialmente.”
Mientras en Iraq la industria privada de la seguridad ha sido dominada por firmas estadounidenses y globales como Blackwater, que operan como brazos de facto del gobierno de EE.UU., en Afganistán también hay numerosos protagonistas locales. Como resultado, la competencia en la industria en Kabul es más implacable. “Cada señor de la guerra tiene su compañía de seguridad,” es cómo me lo explicó un ejecutivo.
En teoría, las compañías privadas de seguridad en Kabul son fuertemente reguladas, aunque la realidad es diferente. Treinta y nueve compañías tenían licencias hasta septiembre, cuando otra docena recibió licencias. Muchas compañías licenciadas tienen conexiones políticas: tal como NCL es de propiedad del hijo del ministro de defensa y Watan Risk Management está dirigida por primos del presidente Karzai, Asia Security Group está controlada por Hashmat Karzai, otro pariente del presidente. La compañía ha bloqueado toda una calle en el costoso Distrito Sherpur. Otra firma de seguridad está controlada por el hijo del presidente del parlamento, dicen las fuentes. Y suma y sigue.
De la misma manera, la industria del transporte afgana, clave para las operaciones logísticas, está frecuentemente vinculada a importantes personalidades y líderes tribales. Un importante transportista en Afganistán, Afghan International Trucking (AIT), pagó 20.000 dólares al mes en sobornos a un funcionario de contratación del ejército de EE.UU., según el acuerdo con el fiscal en un tribunal estadounidense en agosto. AIT es una firma muy bien conectada: está dirigida por un sobrino de 25 años del general Baba Jan, ex comandante de la Alianza del Norte y después jefe de policía de Kabul. En una entrevista, Baba Jan, un dirigente alegre y carismático, insistió en que no tenía nada que ver con la empresa corporativa de su sobrino.
Pero el punto principal es que se está pagando a los insurgentes para conseguir libre paso porque no hay apenas otras maneras de llevar bienes a los puestos avanzados de combate y a las bases operativas adelantadas donde los soldados los necesitan. Por definición, muchos puestos avanzados están situados en terreno hostil, en partes del sur de Afganistán. Las firmas de seguridad no protegen realmente a los convoyes de bienes militares estadounidenses, simplemente porque no pueden hacerlo; necesitan la cooperación de los talibanes.
Uno de los grandes problemas de las compañías que transportan suministros militares estadounidenses por el país es que les está prohibido armarse con armas más pesadas que un rifle. Eso las hace inefectivas para rechazar ataques de los talibanes contra un convoy. “Disparan a los conductores desde 900 metros con Kalashnikov modernizados,” me dijo un ejecutivo de una compañía de transporte en Kabul. “Utilizan granadas impulsadas por cohetes que hacen volar un vehículo desarmado. De modo que las compañías de seguridad se ven limitadas. Debido a las reglas, las compañías de seguridad sólo pueden llevar AK-47, y eso es un chiste. Yo llevo un AK – ¡y eso es sólo para pegarme un tiro si es necesario!”
Las reglas existen por un buen motivo: para proteger contra devastadores daños colaterales por fuerzas privadas de seguridad. A pesar de todo, como señala Hanna de Afghan American Army Services: “Un AK-47 contra una granada impulsada por cohete -¡sales perdiendo!” Habiéndolo dicho, por lo menos una de las compañías de Host Nation Trucking ha tratado de combatir en lugar de sobornar a insurgentes y señores de la guerra. Es una firma estadounidense llamada Four Horsemen International. En lugar de hacer pagos, ha tratado de rechazar a los atacantes. Y ha pagado el precio en vidas. FHI, como muchas otras firmas, se negó a hablar en público; pero conocedores de la materia en la industria de la seguridad me han dicho que los convoyes de FHI son atacados en casi cada misión.
En su mayor parte, las firmas hacen lo necesario para sobrevivir. Un veterano gerente estadounidense en Afganistán que ha trabajado en el país como soldado y como contratista privado de seguridad en el terreno me dijo: “Lo que hacemos es pagar a señores de la guerra asociados con los talibanes, porque ninguno de nuestros elementos de seguridad es capaz de encarar la amenaza.” Es un veterano del ejército con años de experiencia en las Fuerzas Especiales, y no le gusta lo que se está haciendo. Dice que por lo menos las fuerzas militares estadounidenses deberían tratar de saber más sobre quién está recibiendo los pagos.
“La mayor parte de las escoltas las hacen los talibanes,” me dijo un funcionario afgano de seguridad privada. Es pastún, ex comandante muyahidín, que conoce a fondo la situación militar y la industria de la seguridad. Y trabaja con una de las compañías de transporte que llevan suministros de EE.UU. “Ahora el gobierno es tan débil,” agregó, “que todos están pagando a los talibanes.”
Para los funcionarios afganos de transporte, esto es apenas motivo preocupación. Una mujer que encontré era una extraordinaria emprendedora que había creado un negocio de transporte en ese terreno dominando por hombres. Me contó que la compañía de seguridad que había contratado trataba directamente con dirigentes talibanes en el sur. Pagar a los dirigentes talibanes significaba que ellos enviarían una escolta para asegurar que ningún otro insurgente los atacaría. De hecho, dijo, sólo necesitaban dos vehículos talibanes armados. “Dos talibanes bastan,” me dijo. “Uno al frente y otro atrás.” Se encogió de hombros. “No se puede trabajar de otra manera. De otra manera no es posible.”
Lo que nos hace volver al caso de Watan Risk, la firma dirigida por Ahmad Rateb Popal y Rashid Popal, los parientes de la familia Karzai y antiguos narcotraficantes. Se sabe que Watan controla un trecho clave de ruta utilizado por todos los camioneros: la ruta estratégica a Kandahar llamada Highway 1. Hay que pensar en ella como la carretera a la guerra –al sur y al oeste. Si el ejército quiere llevar suministros a Helmand, por ejemplo, los camiones tienen que pasar por Kandahar.
Watan Risk, según siete funcionarios diferentes de seguridad y transporte, es el único proveedor de seguridad a lo largo de esa ruta. La razón es simple: Watan está aliada con el señor de la guerra local que controla la carretera. El sitio en la Red de Watan es bastante impresionante, y afirma que su personal “es cuidadosamente seleccionado para eliminar a todos los ex miembros de milicias, partidarios de los talibanes, o individuos con lealtad a señores de la guerra, barones de la droga, o cualquier otro grupo opuesto al apoyo internacional al proceso democrático.” Sean cuales sean los métodos de selección que utiliza, el arma secreta de Watan para proteger suministros estadounidenses que pasan por Kandahar es un hombre llamado Comandante Ruhullah. Según dicen es un hombre apuesto de unos 40 años, con una voz de un tono extrañamente agudo. Lleva salwar kameez tradicional y un reloj Rolex. Pocas veces, cuando alguna, se asocia con occidentales. Comanda un gran grupo de combatientes irregulares sin afiliación gubernamental conocida, y su nombre, me dicen funcionarios de seguridad, inspira obediencia o temor en las aldeas a lo largo de la ruta.
Evidentemente es un negocio peligroso: hasta la primavera pasada Ruhullah tenía competencia –un señor de la guerra de una sola pierna llamado Comandante Abdul Khaliq. Murió en una emboscada.
De modo que Ruhullah es el guerrero rutero superviviente para ese trecho de carretera. Según testigos, trabaja como sigue: espera hasta que hay cientos de camiones listos para formar un convoy hacia el sur. Entonces reúne a sus hombres, distribuyéndolos en todo terrenos y camionetas. Los testigos dicen que no limita su arsenal a AK-47 sino que usa cualquier arma que pueda conseguir. Su principal arma es su reputación. Y por eso, Watan recibe una magnífica remuneración y cobra un arancel por cada camión que pasa por su corredor. El funcionario de transporte estadounidense me dijo que Ruhullah “cobra 1.500 dólares por camión que va a Kandahar. Sólo 300 kilómetros.”
Es difícil determinar exactamente de qué se trata –seguridad, extorsión o una forma de “seguro”. Y luego existe la pregunta ¿tiene Ruhullah lazos con los talibanes? Es algo imposible de saber. Como dijo un veterano de la seguridad privada estadounidense familiarizado con la ruta: “Trabaja los dos lados… el que sea más beneficioso. Es el comandante principal. Tiene que estar involucrado con los talibanes. Cuánto, nadie lo sabe.”
Hasta NCL paga, la compañía de propiedad de Hamed Wardak. Dos fuentes con conocimiento directo me dicen que NCL envía su porción de bienes logísticos de EE.UU. en convoyes de Watan y Ruhullah. Según fuentes, NCL factura 500.000 dólares por mes por servicios de Watan. Para subrayar el punto: NCL, que opera con un contrato por 360 millones de dólares de los militares de EE.UU., y es de propiedad del hijo del ministro de defensa afgano, paga millones por año de esos fondos a una compañía de propiedad de los primos del presidente Karzai, por protección.
Hamed Wardak no devolvió mis llamados telefónicos. Milt Bearden, el ex agente de la CIA asociado con la compañía, tampoco quiso hablar conmigo. No hay nada malo en que Bearden participe en negocios en Afganistán, pero se podría haber esperado que revelara sus intereses de negocios cuando testificó sobre la política de EE.UU. en Afganistán y Pakistán. Después de todo, NCL puede ganar o perder cientos de millones de dólares como resultado de los caprichos de los responsables políticos estadounidenses.
Ciertamente vale la pena preguntar por qué NCL, una compañía sin experiencia conocida en transportes, y con poca experiencia en seguridad de la que valga la pena hablar, puede obtener un contrato por 360 millones de dólares. Muchos conocedores de Afganistán hacen preguntas: “¿Por qué el gobierno de EE.UU. le dio un contrato si es hijo del ministro de Defensa?” Es lo que me preguntó Mahmoud Karzai. Es hermano del presidente Karzai, y él mismo ha sido tratado por la prensa como un ejemplo de acceso a funcionarios del gobierno. El New York Times incluso lo describió en un artículo extremadamente crítico. En su defensa, Karzai subrayó que él, por lo menos, se ha abstenido de contratos con el gobierno de EE.UU. o el gobierno afgano. Señaló, como otros han hecho, que Hamed Wardak tenía pocos antecedentes de seguridad o en los transportes antes de que su compañía recibiera contratos de seguridad y de transporte del Departamento de Defensa. “Es una práctica empresarial cuestionable,” dijo. “No deberían dárselos. ¿Cómo es posible que eso no se cuestione?”
Tuve la oportunidad de preguntar al respecto al general Wardak, padre de Hamed. Es bastante atildado, aunque ya no es el garboso “comandante Gucci” descrito una vez por Bearden. Pregunté a Wardak sobre su hijo y NCL. “He tratado de ser directo y correcto y de combatir la corrupción toda mi vida,” dijo el ministro de Defensa.” Es algo que la gente ha tratado de usar contra mí, de modo que ha sido doloroso.”
Wardak quiso hablar sólo brevemente sobre NCL. El tema parece haber producido una desavenencia con su hijo. “Estuve en contra desde el comienzo, y por eso no hemos hablado durante mucho tiempo. Nunca he tratado de apoyarlo o de utilizar mi poder o influencia en su beneficio.”
Cuando dije a Wardak que la compañía de su hijo tiene un contrato con EE.UU. por un valor de hasta 360 millones de dólares, la reacción fue tardía. “Es imposible,” dijo. “No lo creo.”
Le creí cuando dijo que realmente no sabía lo que se proponía su hijo. Pero la limpieza de lo que parecen ser negocios entre conocedores podría ser más fácil que el paso siguiente: el cierre del canal de dinero que lleva de los contratos del Departamento de Defensa a posibles insurgentes.
Hace dos años, un alto funcionario de seguridad afgano me dijo que el servicio de inteligencia de Afganistán, la Dirección Nacional de Seguridad, había advertido a los militares estadounidenses sobre el problema. El DNS entregó a los estadounidenses lo que, por lo que me dicen, son informes “muy detallados” que explican cómo los talibanes se benefician de la protección de convoyes de suministros de EE.UU.
El servicio de inteligencia afgano incluso ofreció una solución: ¿y si EE.UU. tomara las decenas de millones de dólares pagados a contratistas de seguridad y en su lugar estableciera una unidad de apoyo a los convoyes, dedicada y profesional, para proteger sus líneas logísticas? La sugerencia no llegó a ninguna parte.
Lo extraño es que la práctica de comprar la protección de los talibanes no sea un secreto. Pregunté al respecto al coronel David Haight, quien comanda la 3ª Brigada de la 10ª División de Montaña. Después de todo, parte de la Carretera 1 pasa por su área de operaciones. ¿Qué pensaba de que las compañías de seguridad pagaran a los insurgentes? “El soldado estadounidense en mí se siente asqueado por ello,” dijo en una entrevista en su oficina en FOB Shank en la provincia Logar. “Pero sé de qué se trata: esencialmente de que se paga al enemigo, diciendo: ‘Oye, no me fastidies.’ No me gusta, pero de eso se trata.”
Como un funcionario militar de Kabul explicó la contratación en Afganistán en general: “Sabemos que en general entre un 10 y un 20 por ciento va a los insurgentes. Mi encargado de inteligencia dice que es más bien un 10%. Generalmente sucede en logística.”
En una declaración a The Nation sobre Host Nation Trucking, el coronel Wayne Shanks, oficial jefe de asuntos públicos de las fuerzas internacionales en Afganistán, dijo que los funcionarios militares “saben de las afirmaciones de que fondos de adquisición pueden llegar a manos de grupos insurgentes, pero no apoyamos o condonamos directamente esa actividad, si tiene lugar.” Agregó que, a pesar de la supervisión: “las relaciones entre contratistas y sus subcontratistas, así como entre subcontratistas y otros en sus comunidades operaciones, no son enteramente transparentes.”
En todo caso, el tema principal no es que los militares de EE.UU. estén haciendo la vista gorda ante el problema. Muchos funcionarios reconocen lo que está sucediendo y también expresan una profunda inquietud al respecto. El problema es que –como tantas cosas en Afganistán– EE.UU. no parece saber cómo resolverlo.
………..
Aram Roston, autor de “The Man Who Pushed America to War: The Extraordinary Life, Adventures and Obsessions of Ahmad Chalabi.” Aram es periodista investigativo de NBC News. Ha escrito para New York Times Magazine, Mother Jones y The Nation.
Fuente: http://www.informationclearinghouse.info/article23955.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
y yo me pregunto ( con ingenuidad ) ¿Se estará presentando una situación similar en en Colombia ?, digo yo, solo es una pregunta camaradas, un saludo.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
horaes escribió:y yo me pregunto ( con ingenuidad ) ¿Se estará presentando una situación similar en en Colombia ?, digo yo, solo es una pregunta camaradas, un saludo.
Te recomiendo el libro La Empresa guerra
Ahi te lo aclara todo, si se te complica conseguirlo te lo envio en fisico
Re: Afganistan
gracias compañero, tratré de conseguirlo, si la busqueda es infructuosa, me comunico camarada, un saludo. Nota: tengo la mayoría, desde el prehist´rico " la Noche de las Luciernagas " pá aca. Está una lista a sus ordenes camarada.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Afganistán
Suena conocido
Robert Fisk
Página 12
“Les tiran a los rusos”, me dijo un joven paracaidista. Hacía frío. Nos acabábamos de topar con su unidad, la División Soviética 105 aerotransportada, cerca de Charikar, al norte de Kabul, y me mostraba su mano vendada. La sangre aún le chorreaba y manchaba la manga de su uniforme. Era un adolescente de cabello rubio y ojos azules. Junto a nosotros estaba un camión de carga soviético cuya parte posterior había sido volada en pedazos por una mina, sí, ésas que se llaman artefactos explosivos improvisados. No era así como nosotros las conocíamos, pero aún así el vehículo quedó con las llantas hacia arriba en una zanja. Con dolor evidente, el joven levantó la mano hacia las cimas de las montañas que eran patrulladas por un helicóptero soviético. ¿Podía haberme imaginado entonces que los señores Bush y Blair nos iban a llevar al mismo sepulcro de ejércitos, casi tres décadas más tarde? ¿O que un joven presidente estadounidense haría exactamente lo que los rusos intentaron tantos años antes?
En el transcurso de las semanas veríamos a Kabul siendo tomada por el ejército soviético y las más grandes áreas de Afganistán abandonar las vastas áreas montañosas y desérticas para dejárselas a los terroristas, al tiempo que insistían en que podían erigir un gobierno laico sin corrupción en la capital y dar seguridad a sus habitantes. En la primavera de 1980 presencié el incremento militar enviado por los soviéticos. ¿Suena familiar? Los rusos anunciaron que darían entrenamiento al ejército afgano. ¿Les suena conocida? Sólo 60 por ciento de las fuerzas afganas acataban órdenes en ese momento. Sí, suena conocido.
Victor Sebestyen, quien investigó exhaustivamente para un libro sobre la caída del imperio soviético, escribió ampliamente sobre esos días congelados en que los rusos atacaron Afganistán justo después de la Navidad de 1979. Cita al general Sergei Akhromeyev, comandante de las fuerzas armadas soviéticas, quien reportaba al Politburó soviético en 1986: “No existe porción de la tierra de Afganistán que no esté siendo ocupada, en un momento u otro, por nuestros soldados. Sin embargo, mucho del territorio está en manos de terroristas. Controlamos los centros provinciales, pero no logramos conservar el poder político sobre el terreno que logramos conquistar”.
Como señala Sebestyen, el general Akhromeyev aseguró que si no le enviaban tropas adicionales, la guerra en Afganistán continuaría por un muy, muy largo tiempo. ¿Qué tal si ahora citamos, no sé, por ejemplo a algún comandante británico o estadounidense en el Helmand de hoy? Nuestros soldados no tienen la culpa. Lucharon con increíble valentía en condiciones adversas. Pero ocupar localidades y poblados durante un corto tiempo no vale nada en una tierra tan vasta en la que los insurgentes se ocultan con facilidad por las montañas. Esto, claro, lo dijo Akhromeyev, en 1986.
Yo vi esa tragedia desenvolverse en los lúgubres primeros meses de 1980. En Kandahar la gente exclamaba “¡Alá Akbar!” desde los tejados y en los caminos en las afueras de la ciudad. Vi cómo los insurgentes, equivalentes a los actuales talibán, bombardeaban formaciones militares soviéticas. Al norte de Jalalabad detuvieron el autobús en el que yo viajaba. Llevaban rosas rojas metidas en los cañones de sus rifles Kalashnikov. Bajaron del vehículo a los estudiantes comunistas que había a bordo del vehículo y no me ocupé por saber qué les pasó. Supongo que no fue nada distinto de lo que les ocurre actualmente a estudiantes que apoyan al gobierno afgano y que caen en manos del talibán.
En las afueras de Jalalabad me enteré de que los mujaidin, los luchadores por la libertad favoritos del presidente Ronald Reagan, habían destruido una escuela porque aceptaba a niñas como alumnas. Muy cierto. Tanto, que el director del colegio y su esposa fueron quemados y colgados de un árbol.
Los afganos nos contaban historias extrañas sobre prisioneros políticos que eran sacados del país y torturados dentro de la Unión Soviética, en secreto.
En Kandahar, el propietario de una tienda, un hombre de más de 50 años, usaba al mismo tiempo un suéter europeo y un turbante, y se me acercó un día en la calle. Aún tengo las notas de mi entrevista. A diario el gobierno dice que los precios de los alimentos bajarán, dijo. A diario nos dicen que las cosas mejoran gracias a la cooperación de la Unión Soviética. Pero no es verdad. ¿Se da usted cuenta de que el gobierno no controla ni siquiera los caminos? Al diablo con ellos. Se limitan a aferrarse a las ciudades. Los mujaidin infestaban la provincia de Helmand y cruzaban una y otra vez la frontera paquistaní, tal como hoy lo hacen los talibán. Un bombardero soviético Mig incluso cruzó la frontera a principios de 1980 para atacar a los guerrilleros.
El gobierno de Pakistán y el de Estados Unidos, por supuesto, condenaron la flagrante violación de la soberanía paquistaní. Bueno, díganle eso a los jóvenes estadounidenses que controlan los aviones sin piloto Predator que con tanta frecuencia cruzan la frontera Pakistán-Afganistán para atacar al talibán.
En Moscú, casi un cuarto de siglo más tarde, me reuní con algunos de los antiguos ocupantes rusos de Afganistán. Algunos son ahora adictos a las drogas, otros padecen de lo que se conoce como desorden de estrés postraumático.
Pero en este día histórico en que Barack Obama se hunde a plomo en el caos, recordemos también la retirada británica de Kabul y la destrucción que sufrió esta ciudad, en 1842.
* De La Jornada, de México. Especial para Página/12.
Fuente:http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-136462-2009-12-05.html
Suena conocido
Robert Fisk
Página 12
“Les tiran a los rusos”, me dijo un joven paracaidista. Hacía frío. Nos acabábamos de topar con su unidad, la División Soviética 105 aerotransportada, cerca de Charikar, al norte de Kabul, y me mostraba su mano vendada. La sangre aún le chorreaba y manchaba la manga de su uniforme. Era un adolescente de cabello rubio y ojos azules. Junto a nosotros estaba un camión de carga soviético cuya parte posterior había sido volada en pedazos por una mina, sí, ésas que se llaman artefactos explosivos improvisados. No era así como nosotros las conocíamos, pero aún así el vehículo quedó con las llantas hacia arriba en una zanja. Con dolor evidente, el joven levantó la mano hacia las cimas de las montañas que eran patrulladas por un helicóptero soviético. ¿Podía haberme imaginado entonces que los señores Bush y Blair nos iban a llevar al mismo sepulcro de ejércitos, casi tres décadas más tarde? ¿O que un joven presidente estadounidense haría exactamente lo que los rusos intentaron tantos años antes?
En el transcurso de las semanas veríamos a Kabul siendo tomada por el ejército soviético y las más grandes áreas de Afganistán abandonar las vastas áreas montañosas y desérticas para dejárselas a los terroristas, al tiempo que insistían en que podían erigir un gobierno laico sin corrupción en la capital y dar seguridad a sus habitantes. En la primavera de 1980 presencié el incremento militar enviado por los soviéticos. ¿Suena familiar? Los rusos anunciaron que darían entrenamiento al ejército afgano. ¿Les suena conocida? Sólo 60 por ciento de las fuerzas afganas acataban órdenes en ese momento. Sí, suena conocido.
Victor Sebestyen, quien investigó exhaustivamente para un libro sobre la caída del imperio soviético, escribió ampliamente sobre esos días congelados en que los rusos atacaron Afganistán justo después de la Navidad de 1979. Cita al general Sergei Akhromeyev, comandante de las fuerzas armadas soviéticas, quien reportaba al Politburó soviético en 1986: “No existe porción de la tierra de Afganistán que no esté siendo ocupada, en un momento u otro, por nuestros soldados. Sin embargo, mucho del territorio está en manos de terroristas. Controlamos los centros provinciales, pero no logramos conservar el poder político sobre el terreno que logramos conquistar”.
Como señala Sebestyen, el general Akhromeyev aseguró que si no le enviaban tropas adicionales, la guerra en Afganistán continuaría por un muy, muy largo tiempo. ¿Qué tal si ahora citamos, no sé, por ejemplo a algún comandante británico o estadounidense en el Helmand de hoy? Nuestros soldados no tienen la culpa. Lucharon con increíble valentía en condiciones adversas. Pero ocupar localidades y poblados durante un corto tiempo no vale nada en una tierra tan vasta en la que los insurgentes se ocultan con facilidad por las montañas. Esto, claro, lo dijo Akhromeyev, en 1986.
Yo vi esa tragedia desenvolverse en los lúgubres primeros meses de 1980. En Kandahar la gente exclamaba “¡Alá Akbar!” desde los tejados y en los caminos en las afueras de la ciudad. Vi cómo los insurgentes, equivalentes a los actuales talibán, bombardeaban formaciones militares soviéticas. Al norte de Jalalabad detuvieron el autobús en el que yo viajaba. Llevaban rosas rojas metidas en los cañones de sus rifles Kalashnikov. Bajaron del vehículo a los estudiantes comunistas que había a bordo del vehículo y no me ocupé por saber qué les pasó. Supongo que no fue nada distinto de lo que les ocurre actualmente a estudiantes que apoyan al gobierno afgano y que caen en manos del talibán.
En las afueras de Jalalabad me enteré de que los mujaidin, los luchadores por la libertad favoritos del presidente Ronald Reagan, habían destruido una escuela porque aceptaba a niñas como alumnas. Muy cierto. Tanto, que el director del colegio y su esposa fueron quemados y colgados de un árbol.
Los afganos nos contaban historias extrañas sobre prisioneros políticos que eran sacados del país y torturados dentro de la Unión Soviética, en secreto.
En Kandahar, el propietario de una tienda, un hombre de más de 50 años, usaba al mismo tiempo un suéter europeo y un turbante, y se me acercó un día en la calle. Aún tengo las notas de mi entrevista. A diario el gobierno dice que los precios de los alimentos bajarán, dijo. A diario nos dicen que las cosas mejoran gracias a la cooperación de la Unión Soviética. Pero no es verdad. ¿Se da usted cuenta de que el gobierno no controla ni siquiera los caminos? Al diablo con ellos. Se limitan a aferrarse a las ciudades. Los mujaidin infestaban la provincia de Helmand y cruzaban una y otra vez la frontera paquistaní, tal como hoy lo hacen los talibán. Un bombardero soviético Mig incluso cruzó la frontera a principios de 1980 para atacar a los guerrilleros.
El gobierno de Pakistán y el de Estados Unidos, por supuesto, condenaron la flagrante violación de la soberanía paquistaní. Bueno, díganle eso a los jóvenes estadounidenses que controlan los aviones sin piloto Predator que con tanta frecuencia cruzan la frontera Pakistán-Afganistán para atacar al talibán.
En Moscú, casi un cuarto de siglo más tarde, me reuní con algunos de los antiguos ocupantes rusos de Afganistán. Algunos son ahora adictos a las drogas, otros padecen de lo que se conoce como desorden de estrés postraumático.
Pero en este día histórico en que Barack Obama se hunde a plomo en el caos, recordemos también la retirada británica de Kabul y la destrucción que sufrió esta ciudad, en 1842.
* De La Jornada, de México. Especial para Página/12.
Fuente:http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-136462-2009-12-05.html
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Amigos estas fotos y los comentarios del fotografo no tienen desperdicio:Soldados alemanes de la Bundeswehr, el ejército del pelotón de Bravo, la compañía de 4, 391 batallón de infantería mecanizada de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) de marzo para garantizar la seguridad durante una operación de reconstrucción de puentes en Chahar Dara en los alrededores de Kunduz, 14 de diciembre de 2009. (Reuters)Soldados alemanes de la Bundeswehr, el ejército de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) la utilización de una grúa para retirar un puente dañado por una explosión en Chahar Dara en los alrededores de Kunduz, Afganistán, 14 de diciembre 2009. (ReutersEl sitio de la construcción se muestra en las fotografías fue atacada masivamente hoy, con el presente fotógrafo. Entrante fuego fue SAF más morteros, los soldados alemanes incluso utilizado MILAN ATGM para defenderse del ataque. La lucha duró más de una hora antes que los atacantes huyeron.
Ahora, con un fotógrafo de Reuters, presente me pregunto si llegaremos a ver las fotos de combate
El análisis lleva a la conclusión de que no controlan el terreno, y el talibán se dá el lujo de atacar una columna de blindados que repara un puente con morteros de 81 mm (alcance 4 a 6 km ); y la cobertura de helis y rpv ¿donde estaban?.
Ahora, con un fotógrafo de Reuters, presente me pregunto si llegaremos a ver las fotos de combate
El análisis lleva a la conclusión de que no controlan el terreno, y el talibán se dá el lujo de atacar una columna de blindados que repara un puente con morteros de 81 mm (alcance 4 a 6 km ); y la cobertura de helis y rpv ¿donde estaban?.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Un soldado del ejército nacional afgano con una bolsa de granadas propulsadas por cohetes estrecha la mano del soldado de EE.UU. ejército LT Swisher de la Task Force Denali Platoon 1-40 CAV a medida que llegan para tareas de patrulla en la aldea de manzai en la provincia de Khowst, Afganistán, 19 de diciembre de 2009. (Reuters)Un soldado del ejército nacional afgano monta guardia cerca de los pobladores en una estación de policía, mientras los soldados del Ejército de EE.UU. de la "Task Force 1-40 Denali Platoon CAV reunirse con el jefe de la policía afgana en la aldea de manzai en la provincia de Khowst, Afganistán, 19 de diciembre de 2009. (Reuters) Nota: Lo interesante de las fotos, es el equipamiento de los soldados afganos, la cantidad de rpgs denota la intensidad de un combate con el Talibán y al parecer yá están cediendoles armas occidentales ( Minimi ); en vez de Aks; muy interesante...........un saludo.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Imagen sin fecha de imágenes de video tomadas desde un sitio web afiliado talibán muestra a un hombre que dice que es soldado de primera clase R. Bowe Bergdahl, un soldado de EE.UU. capturados por los talibanes en el sureste de Afganistán a finales de junio. Los talibanes afganos, dijo el 25 de diciembre de 2009 que se había publicado un nuevo vídeo de Bergdahl y añadió que en ella le pide a su gobierno a tomar parte en un acuerdo de intercambio de prisioneros. (Reuters). Nota: Esto tiene de cabeza al alto mando norteamericano.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
blackwater.............compró supertucanos.
gustavog182- Distinguido
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Localización : "mira pa un lado, mira pal otro no se cuenta que esta en una moto"
Re: Afganistan
Primera gran ofensiva del "Nobel de la Paz"
Encarnizados combates al sur de Afganistán ya reportan bajas de lado y lado Por: Agencias
Fecha de publicación: 13/02/10
Marjah, febrero 13 - Tropas de la OTAN comandadas por Estados Unidos lanzan una gran ofensiva en una provincia del sur de Afganistán.
El asalto, el primero desde que el presidente estadunidense Barack Obama ordenó el envío de 30 mil soldados más a Afganistán, es el comienzo de una campaña para imponer este año el control del Gobierno en áreas tomadas por rebeldes, antes de que las fuerzas de Washington inicien el repliegue en el 2011.
"Ya despegó la primera serie de helicópteros", dijo un reportero junto al primer batallón del sexto regimiento de marines estadounidenses.
Una decena de helicópteros volaron desde el sur de Marjah y tenían previsto aterrizar en el centro de la ciudad, indicó el reportero.
Alrededor de cuatro mil 500 marines y 300 soldados estadounidenses, además de mil 500 soldados afganos participan en la ofensiva en Marjah, en la provincia de Helmand.
Un comandante talibán local, Qari Fazluddin, dijo previamente en el día que unos dos mil combatientes estaban listos para luchar en Marjah, una zona densamente poblada.
Bajas
Tres soldados estadounidenses murieron durante la mayor ofensiva de la OTAN en Afganistán desde 2001
Fallecieron tras explosión de una bomba artesanal. Además, hay 5 militares talibanes muertos.
También se reportó la muerte de un soldado de la OTAN en un atentado suicida contra una patrulla.
La ofensiva, que se realiza en la ciudad de afgana de Marjah y comenzó en la madrugada se inició cuando helicópteros dejaron caer a efectivos de la infantería de marina norteamericana y a tropas afganas en esta ciudad, cinturón del cultivo de amapola de la provincia de Helmand.
"De acuerdo con las informaciones, cinco enemigos murieron", dijo Sher Mohammad Zazai, el comandante del cuerpo Nº 205 del ejército afgano.
"Dos murieron en un lugar, y tres en otro. Perdieron la vida en combates cuerpo a cuerpo", declaró a los periodistas a través de un enlace video desde Lashkar Gah, la capital de Helmand.
Poco antes, el teniente Josh Diddams, portavoz de la infantería de marina estadounidense en Helmand, había señalado que "estamos avanzando en tierra y encontramos una resistencia mínima".
Según las fuerzas norteamericanas, la operación Mushtarak ("Juntos" en dari) debe ser la más importante contra las fuerzas talibanes desde que el presidente norteamericano Barack Obama anunció una nueva estrategia de las tropas norteamericanas en Afganistán, y una de las ofensivas importantes desde el principio de la intervención norteamericana en el país, en 2001.
Más de mil habitantes de Marjah, de los 80.000 que tiene la ciudad, la abandonaron antes de que empezara la ofensiva. Estos últimos días, insurgentes que entraron en la ciudad impidieron la huida de numerosas personas.
Helicópteros de la OTAN arrojaron octavillas en la ciudad y alrededores, donde residen unas 125.000 personas, para advertir a la población de que no salga de casa una vez empezada la ofensiva.
Nota: YA COMENZO LA CARNICERIA ( sólo recalco) en Falluyah…perdón me confundí, quise decir Marjah…un saludo.
Encarnizados combates al sur de Afganistán ya reportan bajas de lado y lado Por: Agencias
Fecha de publicación: 13/02/10
Marjah, febrero 13 - Tropas de la OTAN comandadas por Estados Unidos lanzan una gran ofensiva en una provincia del sur de Afganistán.
El asalto, el primero desde que el presidente estadunidense Barack Obama ordenó el envío de 30 mil soldados más a Afganistán, es el comienzo de una campaña para imponer este año el control del Gobierno en áreas tomadas por rebeldes, antes de que las fuerzas de Washington inicien el repliegue en el 2011.
"Ya despegó la primera serie de helicópteros", dijo un reportero junto al primer batallón del sexto regimiento de marines estadounidenses.
Una decena de helicópteros volaron desde el sur de Marjah y tenían previsto aterrizar en el centro de la ciudad, indicó el reportero.
Alrededor de cuatro mil 500 marines y 300 soldados estadounidenses, además de mil 500 soldados afganos participan en la ofensiva en Marjah, en la provincia de Helmand.
Un comandante talibán local, Qari Fazluddin, dijo previamente en el día que unos dos mil combatientes estaban listos para luchar en Marjah, una zona densamente poblada.
Bajas
Tres soldados estadounidenses murieron durante la mayor ofensiva de la OTAN en Afganistán desde 2001
Fallecieron tras explosión de una bomba artesanal. Además, hay 5 militares talibanes muertos.
También se reportó la muerte de un soldado de la OTAN en un atentado suicida contra una patrulla.
La ofensiva, que se realiza en la ciudad de afgana de Marjah y comenzó en la madrugada se inició cuando helicópteros dejaron caer a efectivos de la infantería de marina norteamericana y a tropas afganas en esta ciudad, cinturón del cultivo de amapola de la provincia de Helmand.
"De acuerdo con las informaciones, cinco enemigos murieron", dijo Sher Mohammad Zazai, el comandante del cuerpo Nº 205 del ejército afgano.
"Dos murieron en un lugar, y tres en otro. Perdieron la vida en combates cuerpo a cuerpo", declaró a los periodistas a través de un enlace video desde Lashkar Gah, la capital de Helmand.
Poco antes, el teniente Josh Diddams, portavoz de la infantería de marina estadounidense en Helmand, había señalado que "estamos avanzando en tierra y encontramos una resistencia mínima".
Según las fuerzas norteamericanas, la operación Mushtarak ("Juntos" en dari) debe ser la más importante contra las fuerzas talibanes desde que el presidente norteamericano Barack Obama anunció una nueva estrategia de las tropas norteamericanas en Afganistán, y una de las ofensivas importantes desde el principio de la intervención norteamericana en el país, en 2001.
Más de mil habitantes de Marjah, de los 80.000 que tiene la ciudad, la abandonaron antes de que empezara la ofensiva. Estos últimos días, insurgentes que entraron en la ciudad impidieron la huida de numerosas personas.
Helicópteros de la OTAN arrojaron octavillas en la ciudad y alrededores, donde residen unas 125.000 personas, para advertir a la población de que no salga de casa una vez empezada la ofensiva.
Nota: YA COMENZO LA CARNICERIA ( sólo recalco) en Falluyah…perdón me confundí, quise decir Marjah…un saludo.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Vamos a reponer un artículo para saber los antecedentes:
Estados Unidos se prepara para lanzar un ataque al estilo del de Faluya en Afganistán
Bill Van Auken
Word Socialist Web Site
Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Mientras los soldados estadounidenses y británicos se preparan para atacar la ciudad de Marjah en la provincia Helmand de Afganistán, los comandantes militares y los medios de comunicación comparan abiertamente la operación con el asedio a Faluya en noviembre de 2004, uno de los crímenes de guerra más sangrientos de la guerra de Iraq.
La operación en el centro de la provincia de Helmand, a lo largo de una zona donde hay una intensa resistencia a la ocupación dirigida por Estados Unidos, constituirá la mayor ofensiva militar desde que Washington invadió el país en octubre de 2001. Se espera que al menos 15.000 soldados sitien la ciudad a orillas del río Helmand que tiene 80.000 habitantes y que, según el ejército estadounidense, es un bastión de los talibán.
Un total de 125.000 personas viven en el distrito en torno a Marjah, que es un centro agrícola a 350 millas al oeste de Kabul. Su población ha aumentado con afganos que huían de los pueblos ocupados el verano pasado por los marines estadounidenses tras la orden dada por el presidente Barack Obama poco después de asumir la presidencia de enviar a 21.000 soldados más a Afganistán.
Los marines estadounidenses, frustrados y enfurecidos por las bajas sufridas a manos de un enemigo invisible que es capaz de atacar y luego mezclarse con la población local, se desatarán contra la ciudad en un violento ataque militar con unos resultados predecibles.
El general de brigada Larry Nicholson, comandante de los marines estadounidenses en el sur de Afganistán, explicó detalladamente el carácter de la próxima ofensiva. Las personas a las que encuentren en Marjah tendrán tres opciones. “Una es quedarse, combatir y probablemente morir”, afirmó. “La segunda es hacer la paz con su gobierno y reintegrarse”. La tercera sería tratar de escapar. “En ese caso, probablemente también tengamos a algunas personas fuera esperándolos”.
“Vamos a ir a lo grande”, afirmó Nicholson, comandante de la segunda brigada expedicionaria de marines. “No busco una lucha justa”, añadió.
En una medida extremadamente inusual, el mano estadounidense ha anunciado públicamente sus planes para la ofensiva. “Es bastante poco convencional hacerlo así, pero da a todo el mundo la oportunidad de pensar qué va a hacer antes de que de pronto en medio de la oscuridad de la noche se vean atacados por una ofensiva”, afirmó el general Stanley McChrystal, el mando estadounidense de mayor graduación en Afganistán.
El propósito declarado de revelar el objetivo de la futura ofensiva es permitir a los civiles huir antes de que entren los marines. También proporciona una coartada preventiva a la ofensiva estadounidense de describir a quienes no hacen caso del aviso como talibán acérrimos que merecen ser asesinados.
Stratfor, una página web de la inteligencia militar fuertemente vinculada al aparato de Estado estadounidense, informó el jueves [4 de febrero] que “el ataque probablemente incluirá acordonar la zona de manera que probablemente se obligará a muchos combatientes que la defiende a luchar hasta la muerte o a rendirse”.
El artículo continuaba: “Con los ataques a Faluya y Ramadi a sus espaldas, los marines tienen experiencia en este tipo de ataque urbano”.
¿Cuáles son los antecedentes de ataques urbanos “ de este tipo”?
El ataque de los marines a Faluya en noviembre de 2004 redujo a escombros la mayor parte de la ciudad de 300.000 habitantes cuando los aviones de guerra arrojaron miles de toneladas de explosivos, y los helicópteros y tanques de combate dispararon misiles contra los edificios y destrozaron la zona a cañonazos.
El mando militar estadounidense afirmó haber matado a 2.000 “insurgentes”, pero se sigue desconociendo la cantidad real de muertos. Los civiles que habían permanecido en la ciudad fueron sometidos a los mismos bombardeos. Algunos murieron por disparos durante los asaltos puerta a puerta que hubo a continuación y otros fueron asesinados mientras huían. Se ejecutó sumariamente a los combatientes heridos y las instalaciones médicas fueron objeto de ataques militares. Durante más de diez días se negó la comida, el agua y la electricidad a quienes permanecieron en la ciudad.
La operación fue un despiadado ejercicio de castigo colectivo contra la población de Faluya por el asesinato en ella de cuatro mercenarios de Blackwater y por la prolongada resistencia de la ciudad a la ocupación. Personificó la criminalidad de toda la guerra y se caracterizó por múltiples y graves violaciones de las leyes de guerra.
De creer a los comandantes estadounidenses, se está preparando una operación similar en Afganistán y por razones similares. La ciudad de Marjah se va a convertir en un campo de la muerte.
Al igual que en Faluya la venganza desempeña aquí un papel. Las fuerzas militares estadounidenses asistieron a lo largo del año pasado a un constante aumento de sus bajas, mientras que a finales de diciembre la CIA sufría un humillante ataque que acabó con la muerte de siete de sus agentes en la frontera afgana.
En Afganistán, como en Iraq, el mando militar estadounidense considera valioso convertir en un ejemplo a una población conocida por ser un centro de la resistencia a la ocupación, con lo que envía así un mensaje a toda la población de que esta resistencia es inútil y que se encontrarán con una masacre y destrucción.
Esta sangría se justifica oficialmente en nombre de una interminable lucha contra el terrorismo. Detrás de la propaganda, la fuerza motriz de la guerra en Afganistán, como en la guerra en Iraq, es el intento por parte de la clase dirigente estadounidense de contrarrestar la crisis del capitalismo estadounidense por medio del uso de la fuerza y de apoderara de posiciones estratégicas en el golfo Pérsico y Asia central, que son ambos centros de vastas reservas de energía.
Hace un año, cuando Barack Obama entró en la Casa Blanca, entre amplias capas de la población estadounidense existía la esperanza de que esta toma de posesión convertiría a palabras como Faluya, Abu Ghraib, Guantánamo, Blackwater, tortura y detenciones extrajudiciales en un léxico de un capítulo negro e ignominioso, pero cerrado, de la historia de Estados Unidos.
Los preparativos de la ofensiva de Marjah sólo ponen de relieve que lejos de haber terminado, los crímenes de la administración Bush continúan y se disparan bajo el presidente demócrata.
Actualmente hay más soldados estadounidenses desplazados en el extranjero en guerras y ocupaciones coloniales que bajo Bush, y los asesinatos se han extendido desde Iraq y Afganistán a Pakistán y Yemen. La administración Obama trata de conseguir 322.000 millones de dólares para las dos guerras y ocupaciones en curso, una cifra que sin lugar a dudas aumentará con posteriores demandas de fondos “suplementarios”.
El supuesto candidato de la “esperanza” y el “cambio” se ha mostrado cada vez más claramente como un agente cuidadosamente seleccionado de sectores de la clase dirigente política y del complejo militar y de la inteligencia que querían efectuar ciertos cambios tácticos en la política al tiempo que continuaban empleando el militarismo en el extranjero y en casa emprendían implacables ataques contra la clase trabajadora.
La clase trabajadora estadounidense no puede aceptar una nueva ronda de crímenes de guerra llevados a cabo en su nombre. La exigencia de una retirada inmediata e incondicional de todas las tropas estadounidenses y extranjeras de Afganistán debe unirse a una ofensiva política contra la administración Obama y la oligarquía financiera a la que defiende.
Fuente: http://wsws.org/articles/2010/feb2010/pers-f06.shtml
Fue publicado en Rebelión . org, la semana pasada…….
Estados Unidos se prepara para lanzar un ataque al estilo del de Faluya en Afganistán
Bill Van Auken
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Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Mientras los soldados estadounidenses y británicos se preparan para atacar la ciudad de Marjah en la provincia Helmand de Afganistán, los comandantes militares y los medios de comunicación comparan abiertamente la operación con el asedio a Faluya en noviembre de 2004, uno de los crímenes de guerra más sangrientos de la guerra de Iraq.
La operación en el centro de la provincia de Helmand, a lo largo de una zona donde hay una intensa resistencia a la ocupación dirigida por Estados Unidos, constituirá la mayor ofensiva militar desde que Washington invadió el país en octubre de 2001. Se espera que al menos 15.000 soldados sitien la ciudad a orillas del río Helmand que tiene 80.000 habitantes y que, según el ejército estadounidense, es un bastión de los talibán.
Un total de 125.000 personas viven en el distrito en torno a Marjah, que es un centro agrícola a 350 millas al oeste de Kabul. Su población ha aumentado con afganos que huían de los pueblos ocupados el verano pasado por los marines estadounidenses tras la orden dada por el presidente Barack Obama poco después de asumir la presidencia de enviar a 21.000 soldados más a Afganistán.
Los marines estadounidenses, frustrados y enfurecidos por las bajas sufridas a manos de un enemigo invisible que es capaz de atacar y luego mezclarse con la población local, se desatarán contra la ciudad en un violento ataque militar con unos resultados predecibles.
El general de brigada Larry Nicholson, comandante de los marines estadounidenses en el sur de Afganistán, explicó detalladamente el carácter de la próxima ofensiva. Las personas a las que encuentren en Marjah tendrán tres opciones. “Una es quedarse, combatir y probablemente morir”, afirmó. “La segunda es hacer la paz con su gobierno y reintegrarse”. La tercera sería tratar de escapar. “En ese caso, probablemente también tengamos a algunas personas fuera esperándolos”.
“Vamos a ir a lo grande”, afirmó Nicholson, comandante de la segunda brigada expedicionaria de marines. “No busco una lucha justa”, añadió.
En una medida extremadamente inusual, el mano estadounidense ha anunciado públicamente sus planes para la ofensiva. “Es bastante poco convencional hacerlo así, pero da a todo el mundo la oportunidad de pensar qué va a hacer antes de que de pronto en medio de la oscuridad de la noche se vean atacados por una ofensiva”, afirmó el general Stanley McChrystal, el mando estadounidense de mayor graduación en Afganistán.
El propósito declarado de revelar el objetivo de la futura ofensiva es permitir a los civiles huir antes de que entren los marines. También proporciona una coartada preventiva a la ofensiva estadounidense de describir a quienes no hacen caso del aviso como talibán acérrimos que merecen ser asesinados.
Stratfor, una página web de la inteligencia militar fuertemente vinculada al aparato de Estado estadounidense, informó el jueves [4 de febrero] que “el ataque probablemente incluirá acordonar la zona de manera que probablemente se obligará a muchos combatientes que la defiende a luchar hasta la muerte o a rendirse”.
El artículo continuaba: “Con los ataques a Faluya y Ramadi a sus espaldas, los marines tienen experiencia en este tipo de ataque urbano”.
¿Cuáles son los antecedentes de ataques urbanos “ de este tipo”?
El ataque de los marines a Faluya en noviembre de 2004 redujo a escombros la mayor parte de la ciudad de 300.000 habitantes cuando los aviones de guerra arrojaron miles de toneladas de explosivos, y los helicópteros y tanques de combate dispararon misiles contra los edificios y destrozaron la zona a cañonazos.
El mando militar estadounidense afirmó haber matado a 2.000 “insurgentes”, pero se sigue desconociendo la cantidad real de muertos. Los civiles que habían permanecido en la ciudad fueron sometidos a los mismos bombardeos. Algunos murieron por disparos durante los asaltos puerta a puerta que hubo a continuación y otros fueron asesinados mientras huían. Se ejecutó sumariamente a los combatientes heridos y las instalaciones médicas fueron objeto de ataques militares. Durante más de diez días se negó la comida, el agua y la electricidad a quienes permanecieron en la ciudad.
La operación fue un despiadado ejercicio de castigo colectivo contra la población de Faluya por el asesinato en ella de cuatro mercenarios de Blackwater y por la prolongada resistencia de la ciudad a la ocupación. Personificó la criminalidad de toda la guerra y se caracterizó por múltiples y graves violaciones de las leyes de guerra.
De creer a los comandantes estadounidenses, se está preparando una operación similar en Afganistán y por razones similares. La ciudad de Marjah se va a convertir en un campo de la muerte.
Al igual que en Faluya la venganza desempeña aquí un papel. Las fuerzas militares estadounidenses asistieron a lo largo del año pasado a un constante aumento de sus bajas, mientras que a finales de diciembre la CIA sufría un humillante ataque que acabó con la muerte de siete de sus agentes en la frontera afgana.
En Afganistán, como en Iraq, el mando militar estadounidense considera valioso convertir en un ejemplo a una población conocida por ser un centro de la resistencia a la ocupación, con lo que envía así un mensaje a toda la población de que esta resistencia es inútil y que se encontrarán con una masacre y destrucción.
Esta sangría se justifica oficialmente en nombre de una interminable lucha contra el terrorismo. Detrás de la propaganda, la fuerza motriz de la guerra en Afganistán, como en la guerra en Iraq, es el intento por parte de la clase dirigente estadounidense de contrarrestar la crisis del capitalismo estadounidense por medio del uso de la fuerza y de apoderara de posiciones estratégicas en el golfo Pérsico y Asia central, que son ambos centros de vastas reservas de energía.
Hace un año, cuando Barack Obama entró en la Casa Blanca, entre amplias capas de la población estadounidense existía la esperanza de que esta toma de posesión convertiría a palabras como Faluya, Abu Ghraib, Guantánamo, Blackwater, tortura y detenciones extrajudiciales en un léxico de un capítulo negro e ignominioso, pero cerrado, de la historia de Estados Unidos.
Los preparativos de la ofensiva de Marjah sólo ponen de relieve que lejos de haber terminado, los crímenes de la administración Bush continúan y se disparan bajo el presidente demócrata.
Actualmente hay más soldados estadounidenses desplazados en el extranjero en guerras y ocupaciones coloniales que bajo Bush, y los asesinatos se han extendido desde Iraq y Afganistán a Pakistán y Yemen. La administración Obama trata de conseguir 322.000 millones de dólares para las dos guerras y ocupaciones en curso, una cifra que sin lugar a dudas aumentará con posteriores demandas de fondos “suplementarios”.
El supuesto candidato de la “esperanza” y el “cambio” se ha mostrado cada vez más claramente como un agente cuidadosamente seleccionado de sectores de la clase dirigente política y del complejo militar y de la inteligencia que querían efectuar ciertos cambios tácticos en la política al tiempo que continuaban empleando el militarismo en el extranjero y en casa emprendían implacables ataques contra la clase trabajadora.
La clase trabajadora estadounidense no puede aceptar una nueva ronda de crímenes de guerra llevados a cabo en su nombre. La exigencia de una retirada inmediata e incondicional de todas las tropas estadounidenses y extranjeras de Afganistán debe unirse a una ofensiva política contra la administración Obama y la oligarquía financiera a la que defiende.
Fuente: http://wsws.org/articles/2010/feb2010/pers-f06.shtml
Fue publicado en Rebelión . org, la semana pasada…….
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Unas fotitos de la masacr..digo de la " ofensiva":[img][/img][img][/img][img][/img]éstos son los perolitos sustitutos del Striker, más funcionales...[img][/img]
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Otras Fotitos:[img][/img][img][/img][img][/img][img][/img][img][img][img][URL=https://2img.net/r/ihimizer/i/ndyer.jpg/][/img][img][/img]Fuente: Military Photos.net
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Re: Afganistan
OTAN se atribuye victoria en Afganistán
Por: Agencias
Fecha de publicación: 14/02/10
Kabul, febrero 14 - El comandante de las fuerzas de la OTAN en Afganistán, Nick Carter, afirmó que las tropas afganas e internacionales bajo su mando conquistaron once objetivos que estaban en manos de los talibanes, incluyendo la ciudad de Marjah, en la mayor ofensiva desde 2001.
Las fuerzas pro-gubernamentales "capturaron la ciudad de Marjah, aunque los combates continúan", declaró hoy el ministro de Defensa afgano, general Abdul Rahim Wardak.
Se verifica el "gran éxito" de la ofensiva "Juntos" de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en la provincia de Helmand, sur del país -que según el anuncio oficial comenzó en la noche pasada-, aseguró Carter.
"De verdad parece que tomamos a los insurgentes por sorpresa. Parece que están completamente desorientados", dijo el militar.
El gobernador de Helmand, Gulab Mangal, sostuvo que los talibanes por ahora se abstuvieron de combates frontales.
De la ofensiva participan también decenas de instructores franceses, informó el almirante Christophe Prazuck, miembro de la jefatura de la operación, y también hay presencia de canadienses, estonios y daneses.
Los planes indican que a los militares se sumarán 2.100 agentes de policía especialmente adiestrados para impedir el retorno de los milicianos talibanes.
Marjah, zona productora de opio, era el principal bastión talibán en Helmand, cuya zona central estaba desde hacía años bajo control de los rebeldes, y desde donde lanzaban ataques contra la ISAF.
Otro de los objetivos de las fuerzas internacionales era el distrito vecino de Nad Ali.
El portavoz rebelde, Qari Yousef Ahmadi, informó que las fuerzas extranjeras están bombardeando la zona desde el 7 de febrero.
Agregó que planean resistir "a cualquier precio" a los "militares extranjeros que vinieron a invadir nuestro país", y dijo que al menos seis extranjeros murieron en la ofensiva.
Por: Agencias
Fecha de publicación: 14/02/10
Kabul, febrero 14 - El comandante de las fuerzas de la OTAN en Afganistán, Nick Carter, afirmó que las tropas afganas e internacionales bajo su mando conquistaron once objetivos que estaban en manos de los talibanes, incluyendo la ciudad de Marjah, en la mayor ofensiva desde 2001.
Las fuerzas pro-gubernamentales "capturaron la ciudad de Marjah, aunque los combates continúan", declaró hoy el ministro de Defensa afgano, general Abdul Rahim Wardak.
Se verifica el "gran éxito" de la ofensiva "Juntos" de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en la provincia de Helmand, sur del país -que según el anuncio oficial comenzó en la noche pasada-, aseguró Carter.
"De verdad parece que tomamos a los insurgentes por sorpresa. Parece que están completamente desorientados", dijo el militar.
El gobernador de Helmand, Gulab Mangal, sostuvo que los talibanes por ahora se abstuvieron de combates frontales.
De la ofensiva participan también decenas de instructores franceses, informó el almirante Christophe Prazuck, miembro de la jefatura de la operación, y también hay presencia de canadienses, estonios y daneses.
Los planes indican que a los militares se sumarán 2.100 agentes de policía especialmente adiestrados para impedir el retorno de los milicianos talibanes.
Marjah, zona productora de opio, era el principal bastión talibán en Helmand, cuya zona central estaba desde hacía años bajo control de los rebeldes, y desde donde lanzaban ataques contra la ISAF.
Otro de los objetivos de las fuerzas internacionales era el distrito vecino de Nad Ali.
El portavoz rebelde, Qari Yousef Ahmadi, informó que las fuerzas extranjeras están bombardeando la zona desde el 7 de febrero.
Agregó que planean resistir "a cualquier precio" a los "militares extranjeros que vinieron a invadir nuestro país", y dijo que al menos seis extranjeros murieron en la ofensiva.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Fecha de inscripción : 26/10/2009
Re: Afganistan
Ofensiva de la OTAN en Afganistán
Los marines impiden a la Cruz Roja la evacuación de civiles heridos en Marjah
Enrico Piovesana
Peace Reporter
Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Las tropas de EEUU que rodean Marjah impiden la evacuación de civiles heridos, lo que provoca su muerte debido a la falta de atención médica adecuada. La denuncia procede del hospital Emergency en Lashkargah, que se encuentra sólo a 40 kilómetros del epicentro de la ofensiva aliada en marcha desde el viernes por la noche y desde donde se oye a lo lejos el fragor de la batalla: estallidos sordos de explosiones, ecos continuos de ráfagas de metralleta, ruidos de helicópteros y cazas que sobrevuelan sin cesar el lugar.
"El sábado por la mañana la Cruz Roja Internacional nos llamó -cuentan desde el centro quirúrgico de la ONG italiana- para decirnos que en su ambulatorio de urgencias de Marjah había 28 civiles gravemente heridos en las primeras fases del ataque, pero que no podían traerlos a nuestro hospital porque los marines no les concedían permiso para pasar los controles fuera de la ciudad. Así, 6 de los 28 murieron por falta de atención adecuada".
"Ya es domingo por la tarde y los militares de EEUU siguen impidiendo la salida de medios de la Cruz Roja Internacional, que ahora está tratando de enviar a Marjah un convoy que ha salido de Kandahar, con la esperanza de romper el bloqueo impuesto por las tropas de EEUU. En caso de que se logre llevar a cabo la evacuación, se llevará a los heridos al hospital de Emergency, el más cercano al área de combate: son sólo 40 kilómetros; sin embargo, para recorrerlos ahora se puede tardar unas 5 o 6 horas de viaje a causa de las decenas de controles militares a lo largo de la carretera".
Algunos civiles heridos en la operación aliada "Moshtarak" han llegado de todos modos al hospital de Emergency en Lashkargah. "Hemos recibido hasta ahora cinco heridos de la zona de Marjah: entre ellos había un niño de siete años con una bala en pleno pecho", explican desde el centro quirúrgico.
Durísima la reacción de Emergency: su fundador, Gino Strada, que, en un comunicado titulado "El Nobel por la paz y los criminales de guerra" denuncia "los gravísimos crímenes de guerra perpetrados por las fuerzas de la coalición internacional guiada por los Estados Unidos" y solicita la inmediata apertura de un corredor humanitario que consienta la evaciación de los civiles heridos en Marjah.
Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/20241/Afghanistan%2C+truppe+Usa+impediscono+alla+Croce+Rossa+l%27evacuazione+dei+civili+feriti+a+Marjah
Nota: Lo dicho siguen el “ libreto “ al pie de la letra…..un saludo.
Los marines impiden a la Cruz Roja la evacuación de civiles heridos en Marjah
Enrico Piovesana
Peace Reporter
Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Las tropas de EEUU que rodean Marjah impiden la evacuación de civiles heridos, lo que provoca su muerte debido a la falta de atención médica adecuada. La denuncia procede del hospital Emergency en Lashkargah, que se encuentra sólo a 40 kilómetros del epicentro de la ofensiva aliada en marcha desde el viernes por la noche y desde donde se oye a lo lejos el fragor de la batalla: estallidos sordos de explosiones, ecos continuos de ráfagas de metralleta, ruidos de helicópteros y cazas que sobrevuelan sin cesar el lugar.
"El sábado por la mañana la Cruz Roja Internacional nos llamó -cuentan desde el centro quirúrgico de la ONG italiana- para decirnos que en su ambulatorio de urgencias de Marjah había 28 civiles gravemente heridos en las primeras fases del ataque, pero que no podían traerlos a nuestro hospital porque los marines no les concedían permiso para pasar los controles fuera de la ciudad. Así, 6 de los 28 murieron por falta de atención adecuada".
"Ya es domingo por la tarde y los militares de EEUU siguen impidiendo la salida de medios de la Cruz Roja Internacional, que ahora está tratando de enviar a Marjah un convoy que ha salido de Kandahar, con la esperanza de romper el bloqueo impuesto por las tropas de EEUU. En caso de que se logre llevar a cabo la evacuación, se llevará a los heridos al hospital de Emergency, el más cercano al área de combate: son sólo 40 kilómetros; sin embargo, para recorrerlos ahora se puede tardar unas 5 o 6 horas de viaje a causa de las decenas de controles militares a lo largo de la carretera".
Algunos civiles heridos en la operación aliada "Moshtarak" han llegado de todos modos al hospital de Emergency en Lashkargah. "Hemos recibido hasta ahora cinco heridos de la zona de Marjah: entre ellos había un niño de siete años con una bala en pleno pecho", explican desde el centro quirúrgico.
Durísima la reacción de Emergency: su fundador, Gino Strada, que, en un comunicado titulado "El Nobel por la paz y los criminales de guerra" denuncia "los gravísimos crímenes de guerra perpetrados por las fuerzas de la coalición internacional guiada por los Estados Unidos" y solicita la inmediata apertura de un corredor humanitario que consienta la evaciación de los civiles heridos en Marjah.
Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/20241/Afghanistan%2C+truppe+Usa+impediscono+alla+Croce+Rossa+l%27evacuazione+dei+civili+feriti+a+Marjah
Nota: Lo dicho siguen el “ libreto “ al pie de la letra…..un saludo.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Unas fotitos interesantes:Observen al Marine herido, y en la siguiente fotito igual, se bajan la rodillera ( solo una en la pierna derecha ); se nota que és una ladilla.[img][/img][img][/img]Uuuupa cachete, con una Dra. Así. [img][/img][img][/img]Excelente fotito, se nota la granada de mortero.Noten a la altura del la espalda del soldado corriendo, esas nubecitas, és plomo parejo que están recibiendo.[img][/img][img][/img]Aaaah y éste se salvó de vaina, si no es por el casco, se lo meten entre ceja y ceja.[img][/img]Este ni de vaina asoma la cabeza.Fuente; Military Photos. Net.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
ESTO ESTA RECIEN SALIDO DEL HORNO1. Emboscada en la Patrulla de Marines en Badula Qulp (cerca de Marjah, la provincia de Helmand, Afganistán) Christopher Torchia
Associated Press
Badula QULP, Afganistán --
"¡Médico!" balas pasan a través de la hierba seca. "¡Médico!"
"¿Quién está herido?" -gritó alguien. Los soldados estadounidenses permanecen inmovilizados en una zanja, los cuerpos boca abajo en el lodo ( és domingo).
"Yo no sé!" otra voz gritó en el fragor de los disparos.
Un soldado de EE.UU. fuealcanzado, un disparo en el pecho, por un insurgente, cerca de la fortaleza sitiada de los talibanes Marjah. Un soldado canadiense en la misma patrulla recibió un balazo a su casco, justo donde el centro de la frente, como un centro de la diana. Estaba aturdido, pero ileso. ( recuerden la fotito)
El combate fue una pequeña escaramuza en una de las mayores ofensivas de la OTAN hasta la fecha contra los talibanes.
Al menos 12 civiles afganos murieron después de que dos cohetes de EE.UU.se salierón de la ruta al blanco y se estrelló contra una casa fuera de Marja. La OTAN dijo que los cohetes fueron destinadas a los insurgentes, pero se desviarón 300 metros de su objetivo.
El general Stanley McChrystal, comandante de la OTAN en Afganistán, se disculpó con el presidente afgano, Hamid Karzai por la "pérdida trágica de la vida" y suspendió el uso del sistema de cohetes hasta que el incidente puede ser revisado.
Marines EE.UU. lanzó una gran ofensiva en Marja, un Centro Logístico de los talibanes en la provincia de Helmand, el sábado, al encontrar "la muerte en cada esquina" en una ciudad llena de trampas, los combatientes talibanes y civiles hardcore seguro donde depositar su lealtad.
La ofensiva consiste en 15.000 soldados, principalmente estadounidenses y británicos, entre ellos 7.500 en Marja sí mismo.
El intenso tiroteo en las inmediaciones Badula Qulp duró unos 45 minutos y disminuía después de un helicóptero Cobra disparó un misil Hellfire en el edificio donde los talibanes se creía escondido. Los soldados dijeron que encontraron el cadáver de un presunto insurgente y escuché otra pueden haber sido enterrados rápidamente.
La patrulla comenzó temprano en la tarde, la partida de un camino del canal y en tierras de cultivo en el oeste. Cincuenta hombres: un pelotón de EE.UU., hasta 30 soldados afganos y 10 soldados canadienses que asesoran a los afganos. Dos soldados afganos con detectores de metales, en busca de minas, el camino.
Cerca de 640 metros de la carretera, los soldados vieron a cuatro o cinco hombres armados, mirando. Los hombres se fueron. En cuestión de minutos, el fuego estalló. Atrapados en la apertura, la patrulla golpeó la tierra y devolvieron el fuego.
"Vi a cinco hombres, moviéndose de derecha a izquierda," dijo el soldado. Nathan Perry, agazapado en una zanja. Dijo que había sentido balas "alrededor de mis pies, estallan".
Un canadiense reprendió a un soldado afgano cuya fuego estaba demasiado cerca de los soldados aislados en otros lugares en el campo. "Tienes amistosos allí!" -gritó-. "Tienes amistosos allí!"
Los hombres empujaron hacia adelante, tratando de llegar a un terraplén de tierra baja para una mejor cobertura. Rondas rompió un metro de distancia. Luego fue golpeado al soldado estadounidense. El proyectil alcanzó a la pieza del hombro de su chaleco de protección, y rebotó hacia abajo en el pecho.
SPC. Benjamin McQuiston fue justo por delante del hombre, que no puede ser identificado hasta que su familia sea notificada de conformidad con las normas militares de EE.UU..
"Cuando los disparos se marchó, le oí gritar. Pensé que estaba asustado. Yo estaba gritando también", dijo más tarde McQuiston. "Entonces le oí toser. Sonaba raro. Miré hacia atrás y fue tos con sangre."
Con disparos por todas partes, soldados cortaron la camisa del hombre herido, y puso un sello en el pecho en la herida para evitar que el aire que entra. ( la otra fotito)
"Voy a ser bueno", dijo el hombre. Era capaz de caminar y tenía la energía para gritar una obscenidad a los talibanes. La misión tuvo de inmediato pasó de pelear contra los talibanes para conseguir un hombre herido a la seguridad y el tratamiento.
La patrulla regresó a su campamento en la tarde. Sargento. 1 ª Clase Norm Neumeyer les dijo que su día no había terminado. Tenían que encontrar a los tiradores. Tras una breve pausa, se dirigieron a la carretera.
Associated Press
Badula QULP, Afganistán --
"¡Médico!" balas pasan a través de la hierba seca. "¡Médico!"
"¿Quién está herido?" -gritó alguien. Los soldados estadounidenses permanecen inmovilizados en una zanja, los cuerpos boca abajo en el lodo ( és domingo).
"Yo no sé!" otra voz gritó en el fragor de los disparos.
Un soldado de EE.UU. fuealcanzado, un disparo en el pecho, por un insurgente, cerca de la fortaleza sitiada de los talibanes Marjah. Un soldado canadiense en la misma patrulla recibió un balazo a su casco, justo donde el centro de la frente, como un centro de la diana. Estaba aturdido, pero ileso. ( recuerden la fotito)
El combate fue una pequeña escaramuza en una de las mayores ofensivas de la OTAN hasta la fecha contra los talibanes.
Al menos 12 civiles afganos murieron después de que dos cohetes de EE.UU.se salierón de la ruta al blanco y se estrelló contra una casa fuera de Marja. La OTAN dijo que los cohetes fueron destinadas a los insurgentes, pero se desviarón 300 metros de su objetivo.
El general Stanley McChrystal, comandante de la OTAN en Afganistán, se disculpó con el presidente afgano, Hamid Karzai por la "pérdida trágica de la vida" y suspendió el uso del sistema de cohetes hasta que el incidente puede ser revisado.
Marines EE.UU. lanzó una gran ofensiva en Marja, un Centro Logístico de los talibanes en la provincia de Helmand, el sábado, al encontrar "la muerte en cada esquina" en una ciudad llena de trampas, los combatientes talibanes y civiles hardcore seguro donde depositar su lealtad.
La ofensiva consiste en 15.000 soldados, principalmente estadounidenses y británicos, entre ellos 7.500 en Marja sí mismo.
El intenso tiroteo en las inmediaciones Badula Qulp duró unos 45 minutos y disminuía después de un helicóptero Cobra disparó un misil Hellfire en el edificio donde los talibanes se creía escondido. Los soldados dijeron que encontraron el cadáver de un presunto insurgente y escuché otra pueden haber sido enterrados rápidamente.
La patrulla comenzó temprano en la tarde, la partida de un camino del canal y en tierras de cultivo en el oeste. Cincuenta hombres: un pelotón de EE.UU., hasta 30 soldados afganos y 10 soldados canadienses que asesoran a los afganos. Dos soldados afganos con detectores de metales, en busca de minas, el camino.
Cerca de 640 metros de la carretera, los soldados vieron a cuatro o cinco hombres armados, mirando. Los hombres se fueron. En cuestión de minutos, el fuego estalló. Atrapados en la apertura, la patrulla golpeó la tierra y devolvieron el fuego.
"Vi a cinco hombres, moviéndose de derecha a izquierda," dijo el soldado. Nathan Perry, agazapado en una zanja. Dijo que había sentido balas "alrededor de mis pies, estallan".
Un canadiense reprendió a un soldado afgano cuya fuego estaba demasiado cerca de los soldados aislados en otros lugares en el campo. "Tienes amistosos allí!" -gritó-. "Tienes amistosos allí!"
Los hombres empujaron hacia adelante, tratando de llegar a un terraplén de tierra baja para una mejor cobertura. Rondas rompió un metro de distancia. Luego fue golpeado al soldado estadounidense. El proyectil alcanzó a la pieza del hombro de su chaleco de protección, y rebotó hacia abajo en el pecho.
SPC. Benjamin McQuiston fue justo por delante del hombre, que no puede ser identificado hasta que su familia sea notificada de conformidad con las normas militares de EE.UU..
"Cuando los disparos se marchó, le oí gritar. Pensé que estaba asustado. Yo estaba gritando también", dijo más tarde McQuiston. "Entonces le oí toser. Sonaba raro. Miré hacia atrás y fue tos con sangre."
Con disparos por todas partes, soldados cortaron la camisa del hombre herido, y puso un sello en el pecho en la herida para evitar que el aire que entra. ( la otra fotito)
"Voy a ser bueno", dijo el hombre. Era capaz de caminar y tenía la energía para gritar una obscenidad a los talibanes. La misión tuvo de inmediato pasó de pelear contra los talibanes para conseguir un hombre herido a la seguridad y el tratamiento.
La patrulla regresó a su campamento en la tarde. Sargento. 1 ª Clase Norm Neumeyer les dijo que su día no había terminado. Tenían que encontrar a los tiradores. Tras una breve pausa, se dirigieron a la carretera.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Cuando aran su brazo a torcer en Afganistan la coalicion?
Pq a parte de los gastos de guerra tienen que tirarles el salvavidas a Grecia y luego quizas Portugal y España....
Pq a parte de los gastos de guerra tienen que tirarles el salvavidas a Grecia y luego quizas Portugal y España....
Re: Afganistan
Ajá mi amigo, la cosa está, de color de hormiga, de pronóstico reservado, ésta Primavera ( no creo que lleguen al Verano); los Griegos y luego los Españoles y Portugueses ( ¡ Franceses ? ); van a terminar de arrech....y tendremos un Mayo....o tal vez algo peor, por que, por que la Uni´´on Europea, ya no tiene Fondos....y ¿ EU ? puuues ni de vaina Obama vá a estar regalando plata puertas afuera. A caracho, esto cada vez se parece más a los 30 o a los 60-70; un saludo mi amigo y disculpas por el Off Topic. Con respecto al Tema, tengo una conocida allá ( venezolana enlistada, Comp. Log. ) y por allí me llegó un relato, pero lo voy a filtrar, no sea que a la muchacha me la jodan.
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Entrevista a Qais Azim, periodista afgano de Al Jazeera
Dentro de Marjah
Enrico Piovesana
Peace Reporter
Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Qais Azimy es un periodista televisivo afgano que trabaja para Al Jazeera y que estos días estaba en Helmand siguiendo la operación militar Moshatarak. Hace unos días consiguió entrar en Marjah, epicentro de la ofensiva. Peacereporter lo ha entrevistado.
¿Cómo llegó a Marjah y qué vio allí?
Llegué a bordo de un helicóptero gubernamental, acompañado por oficiales de los marines y del ejército afganos, además de por el gobernador de Helmand, Gulab Mangal. Aterrizamos cerca del zoco de Marjah. Llegamos hasta allí recorriendo un camino que va a lo largo del canal a bordo de un blindado. Un oficial de los marines me señaló agujeros en el arcén de esta carretera: las trincheras de los insurgentes. Luego, atravesamos el canal por un puente de hierro montado por los marines durante el ataque: el verdadero está minado, es demasiado peligroso.
¿Qué impresión le dio la ciudad?
El zoco de Marjah es una larga fila de edificios derruidos, medio destruidos, que dan a ambos lados de la carretera que recorre el canal. Casi todas las tiendas están vacías, evidentemente abandonadas a toda prisa por quienes trabajaban en ellas. Los marines me dijeron que la destrucción que estaba presenciando no había sido obra suya, sino que se debía a los bombardeos de la artillería británica durante la ofensiva del verano pasado.
¿Cómo están las cosas en la ciudad? ¿La controlan las tropas de EE.UU. como dicen?
No estuvimos mucho rato en el bazar. Los soldados se movían con mucha cautela: no se fían. Se oían tiroteos continuos muy cerca. Es evidente que, pese a los anuncios, ni siquiera el zoco está del todo bajo control de las fuerzas estadounidenses y gubernamentales.
¿Y la gente? ¿La población civil?
Se nos acercaron algunos habitantes que suplicaban al gobernador que hiciera algo por ellos, es decir, por la población civil que se había quedado aprisionada en Marjah. Le dijeron que en la ciudad ya no quedaba nada de comer, que los soldados obligaban a todo el mundo a quedarse en casa y que impedían a todo el mundo la entrada y salida de la ciudad, conque no había manera de conseguir provisiones. El gobernador les prometió que en los próximos días llegaría ayuda alimentaria. El personal local de la Cruz Roja Internacional me dijo que se calcula que hay entre 40.000 y 50.000 civiles aislados en Marjah.
¿Y respecto a las víctimas civiles de esta operación?
Los oficiales estadounidenses me explicaron que el problema fundamental de esta operación militar -pero no sólo de ésta- es distinguir civiles de insurgentes, porque gran parte de estos últimos coinciden con la población; son gente de aquí, de Marjah. El peligro de confundirlos y cometer errores es muy alto, como demuestran los testimonios que recogimos entre los refugiados en Lashkargah, unas 3.500 familias (más de 20.000 personas, N.d.R.). Algunos de ellos nos contaron que había habido campesinos a los que habían matado en los campos porque los habían tomado por insurgentes.
Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/20377/Dentro+Marjah
Dentro de Marjah
Enrico Piovesana
Peace Reporter
Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Qais Azimy es un periodista televisivo afgano que trabaja para Al Jazeera y que estos días estaba en Helmand siguiendo la operación militar Moshatarak. Hace unos días consiguió entrar en Marjah, epicentro de la ofensiva. Peacereporter lo ha entrevistado.
¿Cómo llegó a Marjah y qué vio allí?
Llegué a bordo de un helicóptero gubernamental, acompañado por oficiales de los marines y del ejército afganos, además de por el gobernador de Helmand, Gulab Mangal. Aterrizamos cerca del zoco de Marjah. Llegamos hasta allí recorriendo un camino que va a lo largo del canal a bordo de un blindado. Un oficial de los marines me señaló agujeros en el arcén de esta carretera: las trincheras de los insurgentes. Luego, atravesamos el canal por un puente de hierro montado por los marines durante el ataque: el verdadero está minado, es demasiado peligroso.
¿Qué impresión le dio la ciudad?
El zoco de Marjah es una larga fila de edificios derruidos, medio destruidos, que dan a ambos lados de la carretera que recorre el canal. Casi todas las tiendas están vacías, evidentemente abandonadas a toda prisa por quienes trabajaban en ellas. Los marines me dijeron que la destrucción que estaba presenciando no había sido obra suya, sino que se debía a los bombardeos de la artillería británica durante la ofensiva del verano pasado.
¿Cómo están las cosas en la ciudad? ¿La controlan las tropas de EE.UU. como dicen?
No estuvimos mucho rato en el bazar. Los soldados se movían con mucha cautela: no se fían. Se oían tiroteos continuos muy cerca. Es evidente que, pese a los anuncios, ni siquiera el zoco está del todo bajo control de las fuerzas estadounidenses y gubernamentales.
¿Y la gente? ¿La población civil?
Se nos acercaron algunos habitantes que suplicaban al gobernador que hiciera algo por ellos, es decir, por la población civil que se había quedado aprisionada en Marjah. Le dijeron que en la ciudad ya no quedaba nada de comer, que los soldados obligaban a todo el mundo a quedarse en casa y que impedían a todo el mundo la entrada y salida de la ciudad, conque no había manera de conseguir provisiones. El gobernador les prometió que en los próximos días llegaría ayuda alimentaria. El personal local de la Cruz Roja Internacional me dijo que se calcula que hay entre 40.000 y 50.000 civiles aislados en Marjah.
¿Y respecto a las víctimas civiles de esta operación?
Los oficiales estadounidenses me explicaron que el problema fundamental de esta operación militar -pero no sólo de ésta- es distinguir civiles de insurgentes, porque gran parte de estos últimos coinciden con la población; son gente de aquí, de Marjah. El peligro de confundirlos y cometer errores es muy alto, como demuestran los testimonios que recogimos entre los refugiados en Lashkargah, unas 3.500 familias (más de 20.000 personas, N.d.R.). Algunos de ellos nos contaron que había habido campesinos a los que habían matado en los campos porque los habían tomado por insurgentes.
Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/20377/Dentro+Marjah
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Kabul Hoy:Un oficial de seguridad afgano monta guardia de bomberos inspeccionará el debrist en el sitio de una explosión en la zona de Shar-e Naw en el corazón de la capital, Kabul el 26 de febrero de 2010. Los talibanes han asumido la responsabilidad por el ataque en que un atacante suicida detonó una gran explosión cerca de una de tiendas de lujo y complejo del hotel temprano en la mañana. La policía mató a otros dos supuestos atacantes, dijeron las autoridades. Los testigos informaron de al menos dos explosiones más pequeñas en todo el complejo de la referencia Safi, mientras la policía acordonó la zona, ambulancias acudieron al lugar y los disparos esporádicos se escuchó.[img][/img][img][/img][img][/img]No sé por que me llegó a la memoria Grozni ( Chechenia) y Abjasia ( Georgia)...
horaes- Sargento Mayor de Segunda
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Re: Afganistan
Uzbequistán, al calor del conflicto afganoRafael Poch
La Vanguardia
La gran pregunta de Afganistán es qué tipo de desastres se están incubando con esta segunda guerra que es consecuencia de los desastres de la primera ¿Será la tercera guerra afgana un conflicto regional más ampliado, hacia Paquistán, Irán y Uzbequistán? (*)
Entre todas las repúblicas del Asia Central ex soviética es Uzbequistán la que presenta el cuadro más claro para una crisis importante a medio plazo. El conflicto de Afganistán, el interés occidental por la región y las relaciones que determina, son fundamentales para entenderlo. La actual guerra es consecuencia de los desastres heredados por el intervencionismo militar extranjero de los años ochenta y noventa. Por eso merece la pena preguntarse por los desastres que está incubando hoy, por ejemplo de cara a un conflicto regional más amplio. El riesgo de Paquistán es obvio y conocido, excepto, al parecer, para los planificadores del Pentágono. El acoso a Irán, cuya ambición nuclear es tan lógica, también. De Uzbequistán se habla menos.
Nueva situación
Desde las expansiones imperiales del Siglo XIX de la Rusia zarista y de la China Qing (Manchú) hasta 1990, la influencia rusa fue la más vigorosa y dominante en Asia Central. La URSS englobaba en su seno a las actuales cinco repúblicas (Kazajstán, Uzbequistán, Turkmenistán, Kirgizstán y Tadjikistán) y su influencia se hacía sentir al otro lado de la frontera, en la parte china. La propia China fue al principio un "satélite" de la URSS de Stalin, y cuando dejó de serlo y se peleó con ella, Moscú le creó a Pekín algunos problemas en Xinjiang promocionando el separatismo uigur. Lo contrario nunca ocurrió. Esa tendencia de larga duración cambió a partir de 1990, como triple resultado del hundimiento de la URSS, de la ascensión de China y del 11-S.
Rusia tiene hoy gran influencia en las cinco repúblicas, pero ya no forman parte de un superestado con centro en Moscú. Rusia ya no tiene influencia alguna en Xinjiang. Por el contrario, la influencia china, económica y política, aumenta en el mundo y también en las repúblicas ex-soviéticas de Asia Central.
La situación ha cambiado en beneficio de China, pero no se ha invertido porque la influencia que Rusia ha perdido en las cinco repúblicas no ha sido sustituida únicamente por la de China.
Por un lado, esos Estados se han hecho independientes y soberanos, y ejercen su propia influencia, con Kazajstán y Uzbequistán en el papel de potencias regionales. Por el otro, la existencia de grandes recursos energéticos y grandes intereses geopolíticos, ha determinado la presencia de Estados Unidos y la OTAN en la región gracias al 11-S. Así, la nueva situación no es bipolar, sino mucho más compleja.
Podemos decir que: 1- La relación chino-rusa, que desde los años sesenta concentraba casi en exclusiva los riesgos de conflicto en la región, se ha normalizado y estabilizado. Y 2- Que por primera vez desde la época colonial, la presencia occidental vuelve a jugar un papel de desestabilización muy importante en Asia Central. El conflicto de Afganistán es aquí crucial.
Guerras que incuban otras
Visto desde Europa o América, el conflicto de Afganistán se compone de dos guerras. La Primera fue un producto del gran conflicto Este-Oeste y una consecuencia de la Revolución Iraní de 1979. Ambos factores desencadenaron la torpeza invasora soviética y las intervenciones de la CIA, su homólogo paquistaní, el ISI, y la monarquía saudí, induciendo, potenciando y financiando un radicalismo sunita contra la URSS que compensara al mismo tiempo la influencia revolucionaria del radicalismo chiíta en el Golfo.
La Segunda es un asunto de geopolítica de recursos y de belicismo imperial occidental, con la excusa del "terrorismo". La región del Golfo más la cuenca del Caspio y Asia Central concentran el grueso de las reservas energéticas mundiales. Quien controla eso, controla el mundo. Estrategas americanos como Zbigniew Brzezinsky dejaron muy claro, ya en 1997, cuatro años antes del 11-S, el objetivo estratégico de hacerse con el control de Asia Central, lo que se consideraba como la "recompensa" de Washington (ese es el término utilizado) por haber vencido en la guerra fría.
Esa es la razón de ser de una presencia militar allá, que es punta de lanza entre Rusia y China, y, a la vez, estrecha el cerco a Irán, la única potencia petrolera hostil a Occidente que queda en la gran región energética del mundo. Además, hay un factor de militarismo estructural de Estados Unidos (que ese país incubó durante -y heredó de- la guerra fría) y que tiene cierta inercia propia: se hace la guerra porque hay un aparato diseñado para hacerla y que tiene mucho poder, económico e institucional, a la hora de imponer políticas y prioridades.
Para los afganos de a pie que sufren el conflicto, se trata de una sola guerra: una "guerra de los 30 años", una maldición incomprensible que viene de fuera como fue para los indochinos de los años cincuenta, sesenta y setenta. Recordemos la película de los últimos treinta años:
En los setenta Afganistán era un país pobre y atávico, pero no particularmente violento, más allá de les escenas del mundo tribal. Los hippys occidentales iban allá a fumar cannabis. Después de; decenas de millones de rublos y dólares, millones de armas y bombas, un millón de muertos y cinco millones de refugiados, con su sociedad destruida, el país se convierte en un "problema de terrorismo". Con esa inversión en desastre, cualquier sociedad destruida acaba convirtiéndose en un desastre. Afganistán no es un "estado fallido", sino un "estado fallido inducido" por la intervención de Occidente -un Occidente que en este caso incluye a Rusia y abarca de San Francisco a Vladivostok.
Lo que hay que retener de ese conflicto es que la excusa alegada en la segunda guerra (el 11-S, el terrorismo) es un producto claro y directo de la primera guerra (los mujaidines, Bin Laden, Taliban) que se volvió contra sus creadores. No hay ninguna razón para pensar que la "guerra de los treinta años" no se convierta en una "guerra de los cuarenta años", porque se sospecha que no hay mayor factor de conflicto y de terrorismo que la propia "guerra contra el terrorismo", de la misma forma en que el 11-S fue resultado acumulado de políticas belicistas irresponsables (el "Blowback" de Chalmers Johnson).
Lo que nos interesa subrayar hoy, al decir que la primera guerra preparó el caldo de cultivo de la segunda, es la pregunta sobre qué tipo de desastres se están incubando ahora con esta segunda guerra de cara a una tercera, que puede ya no ser sólo una "guerra afgana", sino un cáncer regional más ampliado, digamos afgano-paquistano-uzbeco-iraní, por ejemplo.
En Paquistán se considera que fuera de determinadas regiones la insurgencia islámica no tiene base para hacerse con el país entero. La actual ampliación de la guerra, con ataques diarios de aviones no tripulados que matan a población civil, puede acabar ofreciéndosela. Lo mismo podemos decir de Uzbequistán donde quizá sólo un tercio de la sociedad apoyaría hoy una fórmula de gobierno islamista. En Camboya el gobierno de los jmeres rojos era impensable en aquella benevolente monarquía del rey Sinahuk..., hasta que los bombardeos americanos le prepararon el terreno entre la población. Estoy sugiriendo un efecto de ese estilo para Asia Central... En cualquier caso, parece que el conflicto afgano va a tener una contribución destacada al caos del Siglo XXI (Wallerstein).
Espiral represión-radicalismo
En Uzbequistán el régimen de poder personal del Presidente Islam Karimov, antiguo primer secretario del Partido Comunista Uzbeco en la época soviética, sostiene una dura represión, arbitraria e indiscriminada, contra todo lo que huela a oposición e islamismo incontrolado o político. Arbitrariedad y brutalidad quieren decir que una mujer puede ser detenida y violada por la policía porque su hermano ha sido detenido por meras sospechas de relación con algún grupo islámico. Quiere decir que la tortura es sistemática (así la califican los informes de la ONU) con algún caso de detenido muerto por haber sido sumergido en agua hirviendo. Quiere decir que los tribunales no conocen sentencias exculpatorias, y que las cárceles se llenan con miles de presos. Esa práctica es un incentivo que empuja hacia la radicalización ideológica e invita a un activismo violento, a todo aquel que se oponga al régimen.
La historia de "Namanganí"
El 16 de febrero de 1999 una serie de bombas colocadas en diversas sedes oficiales de la capital uzbeca, Tashkent, estallaron sembrando el caos. Las autoridades atribuyeron aquello primero al "Hizb ut-Tajrir", un partido islámico que se declara opuesto a la violencia, y luego, a las pocas horas, al "Movimiento Islámico de Uzbequistán" (MIU). El MIU había sido fundado en 1995 en Kabul por dos activistas uzbecos, Dyumaboi Jodyiev, alias "Namanganí", y Tajir Yuldash.
"Namanganí" había luchado como soldado soviético en Afganistán a finales de los ochenta. Al regresar a su ciudad natal de Namangán, en el Valle de Ferganá, un espacio que combina la mayor densidad demográfica de la antigua URSS, con enormes tasas de desempleo y una pirámide demográfica muy joven, nuestro hombre se hizo islamista. En el contexto de una URSS que se desmoronaba, muchos evolucionaban hacia el tradicionalismo y se encontraban con un Islam parcialmente corrupto y muy controlado por el Estado y su policía, lo que no les parecía ni ejemplar ni inspirador. Se trataba, pues, de "purificar" el Islam. "Namanganí" fundó un grupo alternativo llamado "Tovbá" (Caridad) y al poco tiempo tuvo que huir de la represión. Se refugió en Tadjikistán, donde participó en la actividad guerrillera que desencadenó la cruenta guerra civil en aquella república (por lo menos 50.000 muertos entre 1992 y 1997).
En los años noventa, la guerrilla tadjica había recibido amparo del principal señor de la guerra del norte de Afganistán, el tadjico Ajmad-Shaj Masud. En 1992, Masud y otros mujaidines habían entrado en Kabul, después de que la errática política de Boris Yeltsin cortara el suministro de carburante al gobierno ex-prosovietico del Doctor Najibullah, sin duda el gobierno menos malo que Afganistán ha tenido en los últimos 35 años. Aquel corte determinó típicos cambios de bando de importantes aliados de Najibullah, hacia el dinero occidental y los mujaidines, y desembocaron con la caída de Kabul. La toma de la capital inició a su vez una mortífera guerra entre las fracciones mujaidines apoyadas por Occidente, que redujo Kabul a ruinas. Ese era el Kabul de 1995 en el que "Namanganí" y Yuldash fundaron el "Movimiento Islámico de Uzbequistán".
Internacionalismo jihadista
En la capital afgana los dos uzbecos entraron en contacto con el dinero y las relaciones internacionales de Bin Laden. Su proyecto era crear un sultanato centroasiático, y en ese proyecto Uzbequistán aparecía como el eslabón principal de una cadena. La mentalidad era que si caía el régimen de Karimov en Uzbequistán, toda la región se desmoronaría como un castillo de naipes...
En 1996 los talibán se impusieron, como una fuerza de orden, sobre las caóticas y corruptas facciones mujaidines, y tomaron a su vez Kabul. En los cuatro años siguientes consolidaron su poder por todo el país, más allá de su área matriz pashtún, pero no lograron desplazar a Ajmad-Shaj Masud (entre tanto, beneficiario de apoyos y armas rusas) de su enclave del Valle del Panshir y de las provincias de Tojar y Baglan. Visité el Panshir en aquella época y pude apreciar hasta qué punto era frágil la posición de Masud, que en dos ocasiones estuvo a punto de perder su bastión.
El 11-S comenzó en Afganistán dos días antes, el 9 de septiembre, con el atentado que mató a Ajmad-Shaj Masud. Un grupo de islamistas camuflado como periodistas de televisión hicieron estallar la bomba que llevaban instalada dentro de su cámara, acabando con quien era sin duda una de las figuras más carismáticas y eficaces de la antigua escena mujaidín. El cálculo era que cuando llegara la previsible represalia por lo de Nueva York, con ataques al santuario afgano, los occidentales no pudieran disponer de un aliado como Masud que les ayudara o hiciera el trabajo por ellos a cambio de armas y dinero. Los talibán desplegaron el contingente "internacionalista" del Movimiento Islámico de Uzbequistán" (MIU) de "Namanganí" y Yuldash, en el que no había solo uzbecos, en el norte del país. Eran unos 3000 hombres y su base estaba en una antigua fábrica de algodón de la provincia de Kunduz.
El MIU se hundió en otoño de 2001, junto con todo el dispositivo militar talibán, durante la intervención americana en Afganistán. Sus "jihadistas internacionales" fueron prácticamente los únicos presos de la batalla de Kunduz, a cuya debacle asistí. Mientras los talibán, simplemente se cambiaban de bando, pasándose a los vencedores mediante típicos pactos afganos, y los combatientes paquistaníes eran repatriados de Kunduz por aviones militares del ISI paquistaní, los únicos que quedaron al descubierto y fueron hechos prisioneros fueron los combatientes del MIU.
Los presos que se tomaron fueron conducidos a la fortaleza de Kalai Jangí, cerca de la ciudad de Mazarí Sharif, donde presencié su rebelión, cuando lograron reducir a sus guardias con granadas que llevaban ocultas en sus ropas y dieron muerte a un agente de la CIA –la primera víctima estadounidense del conflicto. A aquella rebelión siguió una masacre. Primero un avión americano lanzó sobre la fortaleza un mar de bombas incendiarias. Luego, en la última etapa del asedio, la última resistencia se redujo inyectando gasolina en los sótanos de la fortaleza y prendiendo fuego para obligar a salir a los escondidos. Muchos de los presos que sobrevivieron a aquello, morirán días después asfixiados en los contenedores de los camiones en los que fueron encerrados. Y algunos de los que sobrevivieron a eso acabaron en Guantánamo... "Namanganí" murió en Kunduz, pero Yuldash logró huir a Tadjikistán. Casi diez años después, su nombre vuelve a sonar.
Regímenes inestables
Las cinco repúblicas ex soviéticas del Asia Central siguen hoy gobernadas por regímenes patriarcales-autoritarios que podemos llamar "democracias de imitación" (Furman) en el sentido de que celebran "elecciones" y tienen "parlamentos" y constituciones para cubrir las formas, pero que en esencia son sistemas puramente autoritarios. Kazajstán, Uzbequistán y Turkmenistán, ni siquiera han conocido pequeñas transferencias de poder. Los dos primeros siguen gobernados por los antiguos lideres soviéticos locales, Nursultán Nazarbayev e Islam Karimov, mientras que en Turkmenistán su homólogo, Saparmurat Niyazov, murió en 2006 y el poder pasó a uno de sus compañeros, Gurbanguly Berdimujamedov (del que se rumorea es hijo del anterior). En Uzbequistán y Turkmenistán no hay una oposición legal.
Las turbulencias de muy diferente nivel y carácter que conocieron Tadjikistán y Kirgizstán -en el caso de Tadjikistán muy graves, como se ha dicho- determinaron rotaciones en el poder respecto a la estructura de la época soviética. En Tadjikistán un hombre procedente del nivel bajo de la estadocracia soviética, Emomalí Rajmonov, se hizo con la Presidencia en 1994. En Kirgizstán, cuyo clima político era, y sigue siendo, mucho más amable y distendido, un académico "alternativo", Askar Akaiev, asumió el poder en 1990 y lo mantuvo hasta 2005, cuando fue derribado por una "revolución naranja" que llevó al poder al primer ministro de Akaiev, Kurmanbek Bakiev, quien no ha cambiado nada esencial. Medida en aspectos como la eliminación de opositores o periodistas, la tendencia de los regimenes de Tadjikistán y Kirgizstán es hacia el endurecimiento.
Todos estos regímenes, pertenezcan al grupo de los más o de los menos duros, contienen semejantes ingredientes que los condenan a conocer crisis y convulsiones políticas a medio plazo. El control de la sociedad, la falta de pluralismo institucional y de libertad de información, convierten en ciegas a sus elites, que pierden la visión de los procesos sociales. La promoción de los obedientes merma talentos y deteriora la calidad del gobierno. Todo ello potencia la corrupción, lo que a su vez revierte en una perdida de legitimidad. La represión radicaliza a la oposición y su carácter ciego, indiscriminado y arbitrario, amplía el espectro de los descontentos. En los casos en los que no hay descendientes varones para una sucesión patriarcal del caudillo se crean condiciones para conflictos por la sucesión. Ni Nazarbayev ni Karimov tienen hijos varones. Karimov acaba de nombrar a su hija, Gulnara, embajadora en España –aunque la noticia aun no se ha divulgado en Tashkent- pero es impensable que una mujer le suceda en el poder.
Todo eso lleva a pensar que en los cinco Estados se producirán crisis políticas profundas, pero es en Uzbequistán donde hay el mayor potencial para un conflicto de mayor envergadura, incluso explosivo y violento.
Frágil Uzbequistán
Un ejemplo con valor de precedente lo ofrecen los sucesos de Andiján del 13 de mayo de 2005. Las protestas contra el juicio a un grupo de hombres de negocios locales que eran miembros de una organización islámica, se reprimió a tiros. Centenares de personas murieron. Si el levantamiento hubiera triunfado, por ejemplo con los soldados negándose a disparar, se podría haber extendido por gran parte del país. En ese caso el régimen de Karímov habría quebrado, en beneficio de otro de tipo islámico que tampoco habría sido democrático. Desde hace poco se han producido atentados suicidas en la región de Andiján. Una vez más, todos estos sucesos deben ser cotejados con la evolución del conflicto de Afganistán.
Desde que la ruta pakistaní de aprovisionamiento de la OTAN por el Jiber Pass se ha hecho menos segura a causa de los crónicos atentados, la OTAN utiliza la puerta norte de Afganistán, por la frontera con Uzbequistán y Tadjikistán, como vía de aprovisionamiento. En Sherjan, donde antes había que cruzar la frontera del río Amudaría hacia Tadjikistán en barcazas, los americanos han construido un puente. El norte de Afganistán, que hasta hace poco era tranquilo -lo que determinó la decisión alemana de enviar a sus soldados allá y no al revuelto sur- se ha convertido en una complicada zona de guerra. La razón es que la insurgencia afgana quiere cortar e interferir esa nueva ruta de aprovisionamiento de la OTAN.
La captura de dos camiones cisterna por los talibán y su bombardeo, ordenado por los alemanes el 4 de septiembre de 2009, con 140 muertos civiles como resultado, ilustró muy bien la situación. A raíz de aquello se supo que un grupo alemán de operaciones especiales, el KSK, practica en el norte de Afganistán los mismos asesinatos extrajudiciales que los americanos y sus mercenarios de "Blackwater" realizan diariamente en el sur de Afganistán. Los americanos han enviado 5000 soldados de refuerzo al norte de Afganistán para responder a la subida de tono del conflicto allá.
Según informes paquistaníes, esta situación estaría reactivando al Movimiento Islámico de Uzbequistán de Tajir Yuldash. También hay noticias de que los destacamentos de mercenarios de "Blackwater" practican asesinatos extrajudiciales en el propio territorio uzbeco, como hacen en Paquistán. El operativo alemán en Afganistán, cada vez mayor y más discutido, se dirige desde la base que el Bundeswehr tiene en Termez, una ciudad uzbeca separada de Afganistán por un puente construido por los soviéticos en los ochenta.
Este marco de estrecha "cooperación antiterrorista", permite a los regimenes de las repúblicas ex-soviéticas justificar su represión de la oposición con el mismo discurso "antiterrorista" que la OTAN utiliza en Afganistán. Occidente pone el acento en la cooperación de "seguridad", e ignora y no actúa en absoluto en el principal proceso de podredumbre y desestabilización interna: la propia "lucha antiterrorista" de esos regímenes, que no es más que una represión, arbitraria e indiscriminada, de toda oposición, para mantener un poder autoritario. La masacre de Andiján de 2005, introdujo un embargo de venta de armas a Uzbequistán, pero el régimen uzbeco sabe que si coopera disciplinadamente con las necesidades de los occidentales (disponer de bases militares entre Rusia y China, derechos de paso para suministros necesarios en el conflicto afgano, y acceso a recursos energéticos), nunca tendrá nada que temer. El Bundeswehr, por ejemplo, entrena a oficiales uzbecos en Alemania.
En 1990, el extremismo islamista no era una alternativa seria en Uzbequistán. Ahora, en gran parte gracias a la política de Karimov y el sostén "antiterrorista" occidental, quizá habría que revisar aquella observación. Por eso, el pronóstico para el Asia Central ex soviética es que los "intereses de seguridad" de Occidente relacionados con la guerra de Afganistán amplían el cáncer de todos los regímenes de la región, un cáncer que su propia autocracia genera, pero Uzbequistán es el país más expuesto.
Nota:
(*) Este artículo parte de la conferencia, "Turquestán, Islam entre rusos y chinos", impartida por el autor el 4 de marzo en la Fundación Instituto Euroárabe de Granada.
Fuente: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20100322/53897885545.html
Nota: El Profesor Vladimir Acosta siempre dice “… hay que observar y analizar el entorno, no hay que tercamente enfocarse, como estúpido en el conflicto, sin estudiar el entorno….”
La Vanguardia
La gran pregunta de Afganistán es qué tipo de desastres se están incubando con esta segunda guerra que es consecuencia de los desastres de la primera ¿Será la tercera guerra afgana un conflicto regional más ampliado, hacia Paquistán, Irán y Uzbequistán? (*)
Entre todas las repúblicas del Asia Central ex soviética es Uzbequistán la que presenta el cuadro más claro para una crisis importante a medio plazo. El conflicto de Afganistán, el interés occidental por la región y las relaciones que determina, son fundamentales para entenderlo. La actual guerra es consecuencia de los desastres heredados por el intervencionismo militar extranjero de los años ochenta y noventa. Por eso merece la pena preguntarse por los desastres que está incubando hoy, por ejemplo de cara a un conflicto regional más amplio. El riesgo de Paquistán es obvio y conocido, excepto, al parecer, para los planificadores del Pentágono. El acoso a Irán, cuya ambición nuclear es tan lógica, también. De Uzbequistán se habla menos.
Nueva situación
Desde las expansiones imperiales del Siglo XIX de la Rusia zarista y de la China Qing (Manchú) hasta 1990, la influencia rusa fue la más vigorosa y dominante en Asia Central. La URSS englobaba en su seno a las actuales cinco repúblicas (Kazajstán, Uzbequistán, Turkmenistán, Kirgizstán y Tadjikistán) y su influencia se hacía sentir al otro lado de la frontera, en la parte china. La propia China fue al principio un "satélite" de la URSS de Stalin, y cuando dejó de serlo y se peleó con ella, Moscú le creó a Pekín algunos problemas en Xinjiang promocionando el separatismo uigur. Lo contrario nunca ocurrió. Esa tendencia de larga duración cambió a partir de 1990, como triple resultado del hundimiento de la URSS, de la ascensión de China y del 11-S.
Rusia tiene hoy gran influencia en las cinco repúblicas, pero ya no forman parte de un superestado con centro en Moscú. Rusia ya no tiene influencia alguna en Xinjiang. Por el contrario, la influencia china, económica y política, aumenta en el mundo y también en las repúblicas ex-soviéticas de Asia Central.
La situación ha cambiado en beneficio de China, pero no se ha invertido porque la influencia que Rusia ha perdido en las cinco repúblicas no ha sido sustituida únicamente por la de China.
Por un lado, esos Estados se han hecho independientes y soberanos, y ejercen su propia influencia, con Kazajstán y Uzbequistán en el papel de potencias regionales. Por el otro, la existencia de grandes recursos energéticos y grandes intereses geopolíticos, ha determinado la presencia de Estados Unidos y la OTAN en la región gracias al 11-S. Así, la nueva situación no es bipolar, sino mucho más compleja.
Podemos decir que: 1- La relación chino-rusa, que desde los años sesenta concentraba casi en exclusiva los riesgos de conflicto en la región, se ha normalizado y estabilizado. Y 2- Que por primera vez desde la época colonial, la presencia occidental vuelve a jugar un papel de desestabilización muy importante en Asia Central. El conflicto de Afganistán es aquí crucial.
Guerras que incuban otras
Visto desde Europa o América, el conflicto de Afganistán se compone de dos guerras. La Primera fue un producto del gran conflicto Este-Oeste y una consecuencia de la Revolución Iraní de 1979. Ambos factores desencadenaron la torpeza invasora soviética y las intervenciones de la CIA, su homólogo paquistaní, el ISI, y la monarquía saudí, induciendo, potenciando y financiando un radicalismo sunita contra la URSS que compensara al mismo tiempo la influencia revolucionaria del radicalismo chiíta en el Golfo.
La Segunda es un asunto de geopolítica de recursos y de belicismo imperial occidental, con la excusa del "terrorismo". La región del Golfo más la cuenca del Caspio y Asia Central concentran el grueso de las reservas energéticas mundiales. Quien controla eso, controla el mundo. Estrategas americanos como Zbigniew Brzezinsky dejaron muy claro, ya en 1997, cuatro años antes del 11-S, el objetivo estratégico de hacerse con el control de Asia Central, lo que se consideraba como la "recompensa" de Washington (ese es el término utilizado) por haber vencido en la guerra fría.
Esa es la razón de ser de una presencia militar allá, que es punta de lanza entre Rusia y China, y, a la vez, estrecha el cerco a Irán, la única potencia petrolera hostil a Occidente que queda en la gran región energética del mundo. Además, hay un factor de militarismo estructural de Estados Unidos (que ese país incubó durante -y heredó de- la guerra fría) y que tiene cierta inercia propia: se hace la guerra porque hay un aparato diseñado para hacerla y que tiene mucho poder, económico e institucional, a la hora de imponer políticas y prioridades.
Para los afganos de a pie que sufren el conflicto, se trata de una sola guerra: una "guerra de los 30 años", una maldición incomprensible que viene de fuera como fue para los indochinos de los años cincuenta, sesenta y setenta. Recordemos la película de los últimos treinta años:
En los setenta Afganistán era un país pobre y atávico, pero no particularmente violento, más allá de les escenas del mundo tribal. Los hippys occidentales iban allá a fumar cannabis. Después de; decenas de millones de rublos y dólares, millones de armas y bombas, un millón de muertos y cinco millones de refugiados, con su sociedad destruida, el país se convierte en un "problema de terrorismo". Con esa inversión en desastre, cualquier sociedad destruida acaba convirtiéndose en un desastre. Afganistán no es un "estado fallido", sino un "estado fallido inducido" por la intervención de Occidente -un Occidente que en este caso incluye a Rusia y abarca de San Francisco a Vladivostok.
Lo que hay que retener de ese conflicto es que la excusa alegada en la segunda guerra (el 11-S, el terrorismo) es un producto claro y directo de la primera guerra (los mujaidines, Bin Laden, Taliban) que se volvió contra sus creadores. No hay ninguna razón para pensar que la "guerra de los treinta años" no se convierta en una "guerra de los cuarenta años", porque se sospecha que no hay mayor factor de conflicto y de terrorismo que la propia "guerra contra el terrorismo", de la misma forma en que el 11-S fue resultado acumulado de políticas belicistas irresponsables (el "Blowback" de Chalmers Johnson).
Lo que nos interesa subrayar hoy, al decir que la primera guerra preparó el caldo de cultivo de la segunda, es la pregunta sobre qué tipo de desastres se están incubando ahora con esta segunda guerra de cara a una tercera, que puede ya no ser sólo una "guerra afgana", sino un cáncer regional más ampliado, digamos afgano-paquistano-uzbeco-iraní, por ejemplo.
En Paquistán se considera que fuera de determinadas regiones la insurgencia islámica no tiene base para hacerse con el país entero. La actual ampliación de la guerra, con ataques diarios de aviones no tripulados que matan a población civil, puede acabar ofreciéndosela. Lo mismo podemos decir de Uzbequistán donde quizá sólo un tercio de la sociedad apoyaría hoy una fórmula de gobierno islamista. En Camboya el gobierno de los jmeres rojos era impensable en aquella benevolente monarquía del rey Sinahuk..., hasta que los bombardeos americanos le prepararon el terreno entre la población. Estoy sugiriendo un efecto de ese estilo para Asia Central... En cualquier caso, parece que el conflicto afgano va a tener una contribución destacada al caos del Siglo XXI (Wallerstein).
Espiral represión-radicalismo
En Uzbequistán el régimen de poder personal del Presidente Islam Karimov, antiguo primer secretario del Partido Comunista Uzbeco en la época soviética, sostiene una dura represión, arbitraria e indiscriminada, contra todo lo que huela a oposición e islamismo incontrolado o político. Arbitrariedad y brutalidad quieren decir que una mujer puede ser detenida y violada por la policía porque su hermano ha sido detenido por meras sospechas de relación con algún grupo islámico. Quiere decir que la tortura es sistemática (así la califican los informes de la ONU) con algún caso de detenido muerto por haber sido sumergido en agua hirviendo. Quiere decir que los tribunales no conocen sentencias exculpatorias, y que las cárceles se llenan con miles de presos. Esa práctica es un incentivo que empuja hacia la radicalización ideológica e invita a un activismo violento, a todo aquel que se oponga al régimen.
La historia de "Namanganí"
El 16 de febrero de 1999 una serie de bombas colocadas en diversas sedes oficiales de la capital uzbeca, Tashkent, estallaron sembrando el caos. Las autoridades atribuyeron aquello primero al "Hizb ut-Tajrir", un partido islámico que se declara opuesto a la violencia, y luego, a las pocas horas, al "Movimiento Islámico de Uzbequistán" (MIU). El MIU había sido fundado en 1995 en Kabul por dos activistas uzbecos, Dyumaboi Jodyiev, alias "Namanganí", y Tajir Yuldash.
"Namanganí" había luchado como soldado soviético en Afganistán a finales de los ochenta. Al regresar a su ciudad natal de Namangán, en el Valle de Ferganá, un espacio que combina la mayor densidad demográfica de la antigua URSS, con enormes tasas de desempleo y una pirámide demográfica muy joven, nuestro hombre se hizo islamista. En el contexto de una URSS que se desmoronaba, muchos evolucionaban hacia el tradicionalismo y se encontraban con un Islam parcialmente corrupto y muy controlado por el Estado y su policía, lo que no les parecía ni ejemplar ni inspirador. Se trataba, pues, de "purificar" el Islam. "Namanganí" fundó un grupo alternativo llamado "Tovbá" (Caridad) y al poco tiempo tuvo que huir de la represión. Se refugió en Tadjikistán, donde participó en la actividad guerrillera que desencadenó la cruenta guerra civil en aquella república (por lo menos 50.000 muertos entre 1992 y 1997).
En los años noventa, la guerrilla tadjica había recibido amparo del principal señor de la guerra del norte de Afganistán, el tadjico Ajmad-Shaj Masud. En 1992, Masud y otros mujaidines habían entrado en Kabul, después de que la errática política de Boris Yeltsin cortara el suministro de carburante al gobierno ex-prosovietico del Doctor Najibullah, sin duda el gobierno menos malo que Afganistán ha tenido en los últimos 35 años. Aquel corte determinó típicos cambios de bando de importantes aliados de Najibullah, hacia el dinero occidental y los mujaidines, y desembocaron con la caída de Kabul. La toma de la capital inició a su vez una mortífera guerra entre las fracciones mujaidines apoyadas por Occidente, que redujo Kabul a ruinas. Ese era el Kabul de 1995 en el que "Namanganí" y Yuldash fundaron el "Movimiento Islámico de Uzbequistán".
Internacionalismo jihadista
En la capital afgana los dos uzbecos entraron en contacto con el dinero y las relaciones internacionales de Bin Laden. Su proyecto era crear un sultanato centroasiático, y en ese proyecto Uzbequistán aparecía como el eslabón principal de una cadena. La mentalidad era que si caía el régimen de Karimov en Uzbequistán, toda la región se desmoronaría como un castillo de naipes...
En 1996 los talibán se impusieron, como una fuerza de orden, sobre las caóticas y corruptas facciones mujaidines, y tomaron a su vez Kabul. En los cuatro años siguientes consolidaron su poder por todo el país, más allá de su área matriz pashtún, pero no lograron desplazar a Ajmad-Shaj Masud (entre tanto, beneficiario de apoyos y armas rusas) de su enclave del Valle del Panshir y de las provincias de Tojar y Baglan. Visité el Panshir en aquella época y pude apreciar hasta qué punto era frágil la posición de Masud, que en dos ocasiones estuvo a punto de perder su bastión.
El 11-S comenzó en Afganistán dos días antes, el 9 de septiembre, con el atentado que mató a Ajmad-Shaj Masud. Un grupo de islamistas camuflado como periodistas de televisión hicieron estallar la bomba que llevaban instalada dentro de su cámara, acabando con quien era sin duda una de las figuras más carismáticas y eficaces de la antigua escena mujaidín. El cálculo era que cuando llegara la previsible represalia por lo de Nueva York, con ataques al santuario afgano, los occidentales no pudieran disponer de un aliado como Masud que les ayudara o hiciera el trabajo por ellos a cambio de armas y dinero. Los talibán desplegaron el contingente "internacionalista" del Movimiento Islámico de Uzbequistán" (MIU) de "Namanganí" y Yuldash, en el que no había solo uzbecos, en el norte del país. Eran unos 3000 hombres y su base estaba en una antigua fábrica de algodón de la provincia de Kunduz.
El MIU se hundió en otoño de 2001, junto con todo el dispositivo militar talibán, durante la intervención americana en Afganistán. Sus "jihadistas internacionales" fueron prácticamente los únicos presos de la batalla de Kunduz, a cuya debacle asistí. Mientras los talibán, simplemente se cambiaban de bando, pasándose a los vencedores mediante típicos pactos afganos, y los combatientes paquistaníes eran repatriados de Kunduz por aviones militares del ISI paquistaní, los únicos que quedaron al descubierto y fueron hechos prisioneros fueron los combatientes del MIU.
Los presos que se tomaron fueron conducidos a la fortaleza de Kalai Jangí, cerca de la ciudad de Mazarí Sharif, donde presencié su rebelión, cuando lograron reducir a sus guardias con granadas que llevaban ocultas en sus ropas y dieron muerte a un agente de la CIA –la primera víctima estadounidense del conflicto. A aquella rebelión siguió una masacre. Primero un avión americano lanzó sobre la fortaleza un mar de bombas incendiarias. Luego, en la última etapa del asedio, la última resistencia se redujo inyectando gasolina en los sótanos de la fortaleza y prendiendo fuego para obligar a salir a los escondidos. Muchos de los presos que sobrevivieron a aquello, morirán días después asfixiados en los contenedores de los camiones en los que fueron encerrados. Y algunos de los que sobrevivieron a eso acabaron en Guantánamo... "Namanganí" murió en Kunduz, pero Yuldash logró huir a Tadjikistán. Casi diez años después, su nombre vuelve a sonar.
Regímenes inestables
Las cinco repúblicas ex soviéticas del Asia Central siguen hoy gobernadas por regímenes patriarcales-autoritarios que podemos llamar "democracias de imitación" (Furman) en el sentido de que celebran "elecciones" y tienen "parlamentos" y constituciones para cubrir las formas, pero que en esencia son sistemas puramente autoritarios. Kazajstán, Uzbequistán y Turkmenistán, ni siquiera han conocido pequeñas transferencias de poder. Los dos primeros siguen gobernados por los antiguos lideres soviéticos locales, Nursultán Nazarbayev e Islam Karimov, mientras que en Turkmenistán su homólogo, Saparmurat Niyazov, murió en 2006 y el poder pasó a uno de sus compañeros, Gurbanguly Berdimujamedov (del que se rumorea es hijo del anterior). En Uzbequistán y Turkmenistán no hay una oposición legal.
Las turbulencias de muy diferente nivel y carácter que conocieron Tadjikistán y Kirgizstán -en el caso de Tadjikistán muy graves, como se ha dicho- determinaron rotaciones en el poder respecto a la estructura de la época soviética. En Tadjikistán un hombre procedente del nivel bajo de la estadocracia soviética, Emomalí Rajmonov, se hizo con la Presidencia en 1994. En Kirgizstán, cuyo clima político era, y sigue siendo, mucho más amable y distendido, un académico "alternativo", Askar Akaiev, asumió el poder en 1990 y lo mantuvo hasta 2005, cuando fue derribado por una "revolución naranja" que llevó al poder al primer ministro de Akaiev, Kurmanbek Bakiev, quien no ha cambiado nada esencial. Medida en aspectos como la eliminación de opositores o periodistas, la tendencia de los regimenes de Tadjikistán y Kirgizstán es hacia el endurecimiento.
Todos estos regímenes, pertenezcan al grupo de los más o de los menos duros, contienen semejantes ingredientes que los condenan a conocer crisis y convulsiones políticas a medio plazo. El control de la sociedad, la falta de pluralismo institucional y de libertad de información, convierten en ciegas a sus elites, que pierden la visión de los procesos sociales. La promoción de los obedientes merma talentos y deteriora la calidad del gobierno. Todo ello potencia la corrupción, lo que a su vez revierte en una perdida de legitimidad. La represión radicaliza a la oposición y su carácter ciego, indiscriminado y arbitrario, amplía el espectro de los descontentos. En los casos en los que no hay descendientes varones para una sucesión patriarcal del caudillo se crean condiciones para conflictos por la sucesión. Ni Nazarbayev ni Karimov tienen hijos varones. Karimov acaba de nombrar a su hija, Gulnara, embajadora en España –aunque la noticia aun no se ha divulgado en Tashkent- pero es impensable que una mujer le suceda en el poder.
Todo eso lleva a pensar que en los cinco Estados se producirán crisis políticas profundas, pero es en Uzbequistán donde hay el mayor potencial para un conflicto de mayor envergadura, incluso explosivo y violento.
Frágil Uzbequistán
Un ejemplo con valor de precedente lo ofrecen los sucesos de Andiján del 13 de mayo de 2005. Las protestas contra el juicio a un grupo de hombres de negocios locales que eran miembros de una organización islámica, se reprimió a tiros. Centenares de personas murieron. Si el levantamiento hubiera triunfado, por ejemplo con los soldados negándose a disparar, se podría haber extendido por gran parte del país. En ese caso el régimen de Karímov habría quebrado, en beneficio de otro de tipo islámico que tampoco habría sido democrático. Desde hace poco se han producido atentados suicidas en la región de Andiján. Una vez más, todos estos sucesos deben ser cotejados con la evolución del conflicto de Afganistán.
Desde que la ruta pakistaní de aprovisionamiento de la OTAN por el Jiber Pass se ha hecho menos segura a causa de los crónicos atentados, la OTAN utiliza la puerta norte de Afganistán, por la frontera con Uzbequistán y Tadjikistán, como vía de aprovisionamiento. En Sherjan, donde antes había que cruzar la frontera del río Amudaría hacia Tadjikistán en barcazas, los americanos han construido un puente. El norte de Afganistán, que hasta hace poco era tranquilo -lo que determinó la decisión alemana de enviar a sus soldados allá y no al revuelto sur- se ha convertido en una complicada zona de guerra. La razón es que la insurgencia afgana quiere cortar e interferir esa nueva ruta de aprovisionamiento de la OTAN.
La captura de dos camiones cisterna por los talibán y su bombardeo, ordenado por los alemanes el 4 de septiembre de 2009, con 140 muertos civiles como resultado, ilustró muy bien la situación. A raíz de aquello se supo que un grupo alemán de operaciones especiales, el KSK, practica en el norte de Afganistán los mismos asesinatos extrajudiciales que los americanos y sus mercenarios de "Blackwater" realizan diariamente en el sur de Afganistán. Los americanos han enviado 5000 soldados de refuerzo al norte de Afganistán para responder a la subida de tono del conflicto allá.
Según informes paquistaníes, esta situación estaría reactivando al Movimiento Islámico de Uzbequistán de Tajir Yuldash. También hay noticias de que los destacamentos de mercenarios de "Blackwater" practican asesinatos extrajudiciales en el propio territorio uzbeco, como hacen en Paquistán. El operativo alemán en Afganistán, cada vez mayor y más discutido, se dirige desde la base que el Bundeswehr tiene en Termez, una ciudad uzbeca separada de Afganistán por un puente construido por los soviéticos en los ochenta.
Este marco de estrecha "cooperación antiterrorista", permite a los regimenes de las repúblicas ex-soviéticas justificar su represión de la oposición con el mismo discurso "antiterrorista" que la OTAN utiliza en Afganistán. Occidente pone el acento en la cooperación de "seguridad", e ignora y no actúa en absoluto en el principal proceso de podredumbre y desestabilización interna: la propia "lucha antiterrorista" de esos regímenes, que no es más que una represión, arbitraria e indiscriminada, de toda oposición, para mantener un poder autoritario. La masacre de Andiján de 2005, introdujo un embargo de venta de armas a Uzbequistán, pero el régimen uzbeco sabe que si coopera disciplinadamente con las necesidades de los occidentales (disponer de bases militares entre Rusia y China, derechos de paso para suministros necesarios en el conflicto afgano, y acceso a recursos energéticos), nunca tendrá nada que temer. El Bundeswehr, por ejemplo, entrena a oficiales uzbecos en Alemania.
En 1990, el extremismo islamista no era una alternativa seria en Uzbequistán. Ahora, en gran parte gracias a la política de Karimov y el sostén "antiterrorista" occidental, quizá habría que revisar aquella observación. Por eso, el pronóstico para el Asia Central ex soviética es que los "intereses de seguridad" de Occidente relacionados con la guerra de Afganistán amplían el cáncer de todos los regímenes de la región, un cáncer que su propia autocracia genera, pero Uzbequistán es el país más expuesto.
Nota:
(*) Este artículo parte de la conferencia, "Turquestán, Islam entre rusos y chinos", impartida por el autor el 4 de marzo en la Fundación Instituto Euroárabe de Granada.
Fuente: http://www.lavanguardia.es/lv24h/20100322/53897885545.html
Nota: El Profesor Vladimir Acosta siempre dice “… hay que observar y analizar el entorno, no hay que tercamente enfocarse, como estúpido en el conflicto, sin estudiar el entorno….”
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